El Teatre el Musical va a pasar en menos de doce meses del letargo a rozar la saturación, debido a la absorción temporal del Escalante. La sala del Cabanyal-Canyamelar combinará las dos programaciones, como confirmó ayer la regidora de Acció Cultural, Maria Oliver: encajará la agenda escolar de la sala en obras de lunes a viernes y llenará el vacío navideño del TEM con más teatro familiar; los festivos también se abrirá para hacer hueco a las funciones dominicales del teatro de la Diputación de Valencia. En conclusión, aseguró Oliver, no habrá solapamientos; esa fue la condición de los responsables municipales a la llamada de auxilio de Rosa Pérez. Hubo otra: el sobrecoste de las instalaciones correrá a cargo de Diputación.

Desde ambas orillas apuntan que aún faltan flecos para cuadrar los dos calendarios, y quizás por eso ayer no hubo ni un representante del Escalante en su hogar provisional, pero Oliver se aventuró a decir que la fusión será un «win-win» (éxito asegurado) y que tampoco trastoca los planes del TEM para acoger los talleres y conferencias que tenía previsto para entre semana, pues se realizan en otras salas del edificio. Retrasar esas actividades abiertas al barrio hubiera significado aplazar el mensaje que se busca desde Acció Cultural: que el TEM es un centro cultural, más que un teatro. Esas aspiraciones pasan también por la apertura de la cafetería, cuya explotación ya ha sido adjudicada y de la que se aseguró que estará lista en noviembre. La regidora estuvo respaldada ayer por Joan Crespo, representante del grupo Valencia Dancing Forward, que abre una temporada más ecléctica y multidisciplinar, pero que mantiene líneas como la del teatro político, representado por ejemplo por Hazte banquero. El encuentro de la IETM será otro de los puntales del trimestre.

No al director artístico

La figura del coordinador del teatro continua pendiente de la decisión de un jurado formado mayoritariamente por funcionarios, composición que eludió el Código de Buenas Prácticas de Cultura pero que obedece, según Oliver, a la Ley de Contratos. «No somos un organismo autónomo, como el Palau de la Música», se justificó la regidora, argumento que utilizó también para explicar que un año después de la apertura, el TEM no tenga un máximo responsable.

Este podría ser elegido la semana próxima, puesto que el comité se reúne el martes por segunda vez. No será, remarcó Oliver, un director artístico, figura que rebajó la regidora matizando que buscan un perfil entre el técnico y el artístico, para que la programación «no sea de autor». Cabrá esperar al elegido para calibrar cuál es su peso en la programación y cuál el de su comité asesor.