¿Cómo viviste el festival para Adrián?

Fue emocionante. Tuve suerte con mi novillo y pude disfrutar de las embestidas que me regaló. Fue un placer realizar esa faena en una tarde tan especial.

¿Cómo fue «Violín», número 18, de Domingo Hernández?

Sus virtudes principales fueron la humillación, la clase y la nobleza. La gente entró en la faena desde el inicio porque su embestida era larga y espectacular. Fue justa la vuelta al ruedo en agradecimiento a su colaboración. Creo que se lo ganó y siempre es positivo para la fiesta.

Toreaste despacio con el capote, ¿viste claro la condición del novillo desde el inicio?

Sí, pero eran más las ganas y la ilusión de querer triunfar que lo que puede ver en el animal de salida. En el pase de pecho con la vuelta del capote con el que rematé el quite se le atisbó toda la clase al novillo y en el capote de mi banderillero también metió la cara con buen estilo.

¿Qué le dijiste a Adrián en el brindis?

Brindé el novillo con toda mi admiración y respeto a un héroe. Adrián es un ejemplo a seguir, no solo para los toreros, sino para toda la sociedad por su capacidad de superación. Tiene todo mi apoyo.

¿Cómo fue la faena de muleta el día del festival?

Fue muy emotiva porque viví sensaciones únicas. Fue un privilegio ver la plaza de Valencia tan volcada conmigo. El inicio fue original y arriesgado porque en días tan importantes como esos hay que apostar. Sé que ha sido muy relevantes pero ya ha pasado y ahora vienen tardes importantes en América.

¿La plaza de toros de Valencia es un talismán para ti?

A la actuación del festival hay que sumarle que corté una oreja en mi presentación como novillero en 2015 y que este año en Fallas pude cortar cuatro orejas de no haber pinchado con la espada. Siempre he dado la cara y la temporada que viene en la feria fallera estoy seguro de que tendré un lugar importante.

¿La tarde de Santander marcó un punto de inflexión en tu carrera?

Fue un día clave porque después de la alternativa hubo un parón en el que toreaba una corrida al mes. El compromiso de Santander no era nada fácil y corté tres orejas junto a Morante de la Puebla y Alejandro Talavante. Esa tarde todavía me está sirviendo para abrirme puertas. Los contratos me los gano yo en el ruedo y si no triunfo, no toreo.

¿Cómo valoras la tarde en la que sustituiste a Roca Rey en Bilbao?

Fue una tarde de mucho compromiso. No fue nada fácil digerir que toreaba en Vista Alegre veinticuatro horas antes pero estaba preparado. Puse toda mi actitud y mis ganas de ser torero en una corrida de Alcurrucén bastante complicada y en el sexto pinché una faena de oreja. Estoy desando volver porque es una plaza que me gustó y creo que me lo gané.

¿Cree que la afición exige demasiado a los toreros jovenes?

Sí, pero es lo que implican las circunstancias actuales del toreo. Hay que aprender a torear como una figura en el menos tiempo posible. Creo que no son las formas más apropiadas para que un torero nuevo evolucione pero solo los privilegiados conseguirán llegar a lo más alto.

Por tu trayectoria ¿Te consideras un privilegiado?

No soy el más apropiado para decirlo, simplemente intento expresar en la plaza el toreo que siento y con el esfuerzo de cada día voy sacándolo. Con las figuras me doy cuenta de que lo que vale para abrirse camino es la singularidad de cada uno. Intento desarrollar mi personalidad porque es clave para ser un torero importante.

¿Por qué sacaste a Adrián a hombros?

Porque el verdadero triunfador de la tarde fue Adrián. Merecía esa salida por la puerta grande a hombros de toreros que le admiramos. Al finalizar el festejo me dijo que había disfrutado mucho con mi faena. Para mí fue un honor.

¿Qué piensas de las muestras de odio hacia Adrián después de participar en un festival para la cura del cáncer?

Frente a los mensajes antitaurinos me siento mucho más orgulloso de jugarme la vida por obras sociales así y por ayudar a solucionar enfermedades tan graves.