Ambos señalan que las instituciones que representan mantienen «convenios» con otras instituciones. Pero una cosa son los pactos, acuerdos y demás enlaces de interés, y otra el amor a quemarropa que exhiben el IVAM y el Palau de Les Arts a través de sus dos ministros. Ayer Davide Livermore y José Miguel Cortés renovaron los votos apenas un año después de haber iniciado una andadura juntos. De momento se trata de un intercambio de recitales por esculturas, de «excelencias» según el propio Livermore, pero los dos pergeñan un horizonte en el que, aunque tratan de contenerse, se otea una producción de Les Arts con la escenografía o el vestuario, o todo a la vez, a cargo de artistas del IVAM.

«Tenemos un sueño muy importante», destapó Cortés en una rueda de prensa en la que se trataba de presentar el intercambio de actividades. A saber: el IVAM seguirá contando con los cantantes del Centre de Perfeccionament Plácido Domingo una vez al mes y la ópera expondrá, repartidas por todo el edificio, esculturas de la colección del museo, como el coloso de Markus Lüpertz que preside desde ahora el vestíbulo del edificio. Ambos centros seguirán intercambiando los folletos de la programación del otro y también el merchandising, en el caso de la ópera cuando su tienda pueda ser abierta, dado que el concurso anterior para conceder la explotación del punto de venta quedó desierto y se redactará uno nuevo para un espacio «más pequeño junto a las taquillas», explicó Livermore.

Hasta ahí le llegan las mangas a la realidad y el resto queda a la imaginación y los «sueños» de los dos directivos. «Desde el Renacimiento los artistas plásticos han estado muy ligados a la ópera», introducía Cortés. Luego abrían la cerca a las especulaciones, entre las que ambos deslizan ese montaje a medias, aunque «puede tratarse de otros proyectos», matizaba el director del IVAM. «Es un sueño compartido al 100 %», apostillaba Livermore, bajando al calendario ese anhelo de «liaison artistiche»: «No es para ya, pero quizás en dos años», estimaba el intendente de Les Arts.

El origen del «agermanament»

«No estamos colaborando por la crisis», proclamaba el propio Livermore, quien se encontró en Cortés un alma gemela cuando durante sus primeros pasos al frente de la ópera. «Cortés fue una de las primeras personas con quien contacté», recordaba el italiano sobre el origen de un «agermanament» (Livermore introduce sus comparecencias ante la prensa en valenciano). Dejaba entrever el intendente que, pese a que durante su primer curso ha ido sumando colaboraciones con otros centros (el último el Palau de la Música, además de la Escuela Superior de Arte Dramático y unas cantas más), en el director del IVAM encontró una sensibilidad homóloga a la suya. «Tenemos una misma misión: la voluntad de acercar el arte a la ciudadanía», sellaba el intendente.

Cortés, por su parte, eleva la trascendencia del vínculo apuntando que se trata de «dos instituciones fundamentales» para la vida cultural valenciana. Con la llegada del director de escena al peldaño más alto de Les Arts, el rector del IVAM encontró «una persona con la que puedes compartir agitación cultural».

Hasta dónde llegarán las sinergias que planean ambos dependerá tanto de los futuros presupuestos como de los obstáculos que irá planteando la relación institucional. «Vale la pena esperar un poco», frenaba Cortés cuando los discursos se adentraban más de lo que ambos desearían en las futuras colaboraciones. «Lo más importante es la voluntad», remarcaba su colega al otro lado del viejo cauce del Túria.

Los dos esgrimen que comparten el objetivo de poner «un punto claro en la sociedad y el vértigo de la belleza», como explicaba Livermore, y al mismo tiempo huyen de consideraciones platónicas: tienen «proyectos concretos». Este año prometen anunciar alguna colaboración más allá de las ya ofrecidas. «Vamos a sorprender», decía el director del IVAM, con un guiño a su compañero de mesa.