Novedosa incursión en la fusión musical con el segundo concierto de la SFV. Nueva y arriesgada. Vincular dos expresiones sonoras tan concretas y definidas como la polifonía del Renacimiento y las tonadas de un instrumento tan reciente como el saxofón „lo creó el belga Adolphe Sax (1814-1894) a mediados del XIX„ resulta, como poco, llamativo. Y, extremándonos, inquietante.
Tiempo llevan las curtidas voces masculinas del Lluís Vich convenciendo auditorios dentro y fuera de España. Son muchos lustros de navegar entre sostenidos y bemoles y eso les deja un poso remarcable. Cuidan la técnica, frasean sin caer en la caricatura y se acatan entre sí. Por su lado, Perico Sambeat, tanto como solista o en big-band, es una referencia en el mundo del jazz en nuestro país. Ha realizado reconocidos trabajos acercando su instrumento y estilo al blues, al swing y más complejo todavía, al flamenco. Mas en el caso de la polifonía pretérita (y pletórica) del Misteri d'Elx o del Cancionero de Montecasino, Sambeat, inteligente „y con buena brújula„, no tanto fusiona sino que corteja en diferentes rondas, y desde el respeto, el canto básico con melodías predeterminadas.
Es, pues, un reto que sólo con la añeja experiencia de ambos protagonistas podría garantizarse el resultado final a pesar del marco inmenso de Sala Iturbi y unos focos que traicionan cualquier atisbo necesario de intimidad y misterio. (¿Tan difícil es hacer una conveniente producción de luces? ¿Es por la crisis que no se han repuesto las 9 o 10 lámparas que llevan meses fundidas?).
Los momentos de mayor emoción llegaron con el Canto de Procesión del Cancionero de Montecasino con un coro más entregado, y con la pieza original de Sambeat, Vera ratio, en la que se le percibió mejor libertad sin perturbar a sus compañeros. Lucieron con su profundidad intrínseca los 7 números del Misteri d'Elx terminando el concierto con Greater love, pieza original para voces masculinas y saxofón del norteamericano Stephen Chatman (Minessota, 1950). Cata y maridaje de siglos.
