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Entrevista

Cameron Carpenter: "Tenemos la música de Bach, es lo único que necesitamos de él"

Acepta el término «transgresor» que le aplica parte del público, aunque esos mismos «digan cosas desagradables». Carpenter, un instrumentista solitario que diseño su propio órgano digital, finaliza hoy la gira española de «All you need is Bach» en el Palau de la Música, donde desplegará el potencial de su creación en temas de Tchaikovski, Astor Piazzola, del propio Carpenter y, claro, también de Bach.

Carpenter, en una imagen durante una de sus últimas giras. A. Dalmau/EFE

Además del de transgresor, Cameron Carpenter (Pensilvania, EE UU, 1981) acepta que sus postulados sobre la música pueden resultar «radicales». Por algo se construyó el International Touring Organ, un órgano propio y digital, del que dice que es la salvación del instrumentos. Apunta, además, que hay aspectos de esa misma música que ama que debemos aceptar que la sociedad enterrará. Si se le pregunta por Bach, el hombre que da título a su última gira, advierte que de él deberíamos quedarnos con su música: «Si hoy se sentara a tu lado en el autobús y te contara algunas de sus ideas, probablemente huirías a otro asiento».

¿En qué momento decidió que tenía que crear su propio órgano?

Fue en noviembre de 2004. Yo estaba estudiando y habían reemplazado el anterior órgano de tubos, que había quedado destrozado. Era un órgano digital y, al tocarlo durante treinta segundos, vi que ese instrumento me iba a permitir no solo tocar en lugares a los que no podría llegar de otra manera, sino que me facilitaría hacer cosas como artista que un órgano de tubos no podría conseguir. Eso me decidió a hacer el mío propio. El resto del tiempo fue buscar dinero y convencer gente, todo ese trabajo que tienes que hacer para llevar a cabo una idea inusual.

Es una manera de presentarse al mundo y decir: «conmigo vais a ver y escuchar algo que no habíais escuchado nunca».

Depende del punto de vista. Por un lado es una máquina y los órganos de tubo también lo son. Hay un aspecto de evolución industrial, las tecnologías han jugado un papel en todos los instrumentos, esto no es algo nuevo. Lo inusual es que en esta era de los ordenadores, de la era digital, se está produciendo algo más que una evolución tecnológica, transformando los sistemas tradicionales de producir arte, que ahora dependen de una máquina que puede evolucionar. En mi caso, la paradoja es que por una parte la máquina es muy radical, pero por otra parte los resultados musicales que la máquina está diseñada para crear no son muy radicales; en cierto sentido este es un órgano muy tradicional y encuentras ese equilibrio entre tradición e innovación. La gente piensa que mis opiniones sobre el órgano también son radicales y en cierta manera lo son, pero por otra parte están basadas en la tradición.

¿Fue más difícil diseñarlo o convencer a los dueños de los auditorios de lo que hace?

El diseño del órgano fue la parte más dura. El resto es política, es solo una cuestión de persuasión. Diseñar el órgano llevó años de estudio.

Muchos, en el mundo de la música clásica, le consideran un transgresor.

Es apropiado, yo estaría de acuerdo. Aunque esa gente también dice cosas desagradables.

De Trump también se dice un transgresor. ¿Qué opina del nuevo presidente?

América afronta una emergencia nacional, pero la emergencia no es Trump. El caso es que habíamos pensado que había una América y se demuestra que hay dos Américas. Tengo grandes dudas sobre Trump pero tienes que apreciar que estamos ante algo que nunca había pasado y es un gran momento para ver si la democracia americana puede sobrevivir.

James Rhodes viene dos semanas después de usted a Valencia. ¿Algo está cambiando en la música clásica?

¿Pero en qué música clásica? ¿En la de China? Porque acabo de volver de allí y muchos de los espectadores tenían menos de treinta años, y había un montón de niños que tendrían solo 15 años.

¿Es una cuestión de geografía?

Tampoco creo que tenga que ver con eso, sino con el individuo. Quizás, en cierto sentido la música clásica ha quedado obsoleta en la era del individuo. Porque tienes que recordar otra cosa de la música clásica, o de toda la música: es un producto creado por la sociedad y por la cultura que lo rodea, y hay parte de la cultura que, conforme las cosas evolucionan no siempre sobrevive. Amamos la música clásica pero hay cosas que dejan de interesar. No ayudamos a entender los problemas de la música clásica si no entendemos que no está al margen de la evolución de la sociedad, de la política, de todas las fuerzas que la rodean.

Le llaman revolucionario. Bach lo fue...

Pero hay otra parte de Bach: que era un fundamentalista religioso. Si alguien en el autobús empezara a decir las cosas que Bach escribía en sus cartas huiría a otro asiento. Lo que Bach pensó o lo que creemos que pensaba es difícil de saber...

Alguna vez ha dicho que tampoco era relevante.

Tenemos su música, es lo único que necesitamos.

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