El Teatro Olympia de Valencia culminó ayer lunes las celebraciones de su centenario con una gran gala en la que arropados por representantes de toda la sociedad civil valenciana, en un acto de «pasión» por las tablas. Pasadas las ocho de la tarde, Maria Ángeles y Enrique Fayos, los dos hermanos, aparecían en mitad de la oscuridad sentados sobre una esquina del escenario, una metáfora del oficio que llevan a cabo: siempre mirando la escena desde la oblicuidad del empresario.

Presentaban la gala los hermanos, acordándose en su discurso de los que ya no están y han desfilado en este siglo de vida por el teatro con delicada salud de hierro. Apareció en la atmósfera del Olympia una letanía de nombres que son también los que han escrito la historia de las artes escénicas españolas. Enrique aprovechaba el discurso para agradecer la vida de la platea a los que sí que están, a los que ayer ocupaban el patio de butacas y a los que no faltan cada fin de semana de otoño a verano. «El teatro privado», recitaba Enrique casi en verso, «vive gracias al favor del público».

Después, por el escenario pasaron muchos actores valencianos y muchos otros intérpretes que quisieron volar o coger un tren para arropar a los anfitriones.

Entre los invitados, una amplia representación del Consell, entre ellos el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, la vicepresidenta; Mónica Oltra, y el conseller de Educación, Investigación, Cultura y Deporte, Vicent Marzà. Del mundo empresarial estuvieron Juan Roig con su pareja, Hortensia Herrero; Andrés y Jorge Sanchis; Jaume Costa y Coral Cubells. De la administración también acudieron la directora general de Patrimonio, Carmen Amoraga; los concejales de Cultura y Comercio del Ayuntamiento de Valencia, Glòria Tello y Carlos Galiana, respectivamente; los integrantes del Consell Valencià de Cultura (CVC) y el director artístico del Palau de les Arts, Davide Livermore; de la Diputació de València, la delegada de Teatres, Rosa Pérez; y el director del Institut Valencià de Cultura, Abel Guarinos. Por parte del mundo cultural, acudieron actores que han pisado repetidamente el escenario del Olympia a lo largo de su historia, como Arturo Fernández, Emilio Gutiérrez Caba, Moncho Borrajo, Josema Yuste, Raúl Sender, Verónica Forqué, Kira Miró Norma Duval, así como una larga nómina de la interpretación valenciana: María Fernanda D'Ocón, Alfred Picó, Ximo Solano, Pilar Almería, Joan Peris, Xavi Castillo, Ferran Gadea y Rosita Amores, entre muchos otros. Tampoco faltaron a la cita Clara Esmeralda y Maricruz Navarro, representando a la Casa del Artista de Valencia. Ni representantes de la compañías, como Toni Benavent, de Albena. Del mundo de la moda se vio a Francis Montesinos.

En noviembre de 2015, el Teatro Olympia del Cap i Casal cumplió cien años de vida. Un siglo de auténtica «pasión» por la cultura a lo largo de los cuales ha visto pasar a las principales estrellas y ha vivido multitud de anécdotas, desde la protagonista de zarzuela que se quedó sin voz y tuvo que ser «doblada» tras el escenario por una compañera o la compañía de ballet a la que le robaron el vestuario y actuó con ropa de calle.

Así lo recordaba ayer el actual gerente de la sala, Enrique Fayos, cabeza de un negocio familiar que se encarga también de otros espacios teatrales como el Talia, también en Valencia, y salas en Altea, Catarroja o Torrent. Para Fayos, la verdadera celebración es «poder levantar el telón cada día y ver que la gente sale feliz». Durante todo el año, la sala ha celebrado su cumpleaños por todo lo alto, con una programación llena de estrellas, varios vídeos conmemorativos y un libro. Además, hasta el próximo 8 de enero se puede contemplar en el Centre Cultural La Nau de la Universitat de València Teatre Olympia: Cent anys en escena.

Y ayer tocaba concluir todas las celebraciones con una fiesta, modesta, íntima si se quiere, como sugerían los anfitriones, pero en la compañía de todos los actores (los que suben al escenario y los que no) del paisaje valenciano y más allá. El espectáculo servido valió para que, una vez más, el público prorrumpiera en un aplauso en favor del teatro.