Los ángeles músicos de la Catedral, los frescos de San Nicolás y ahora los tapices del Real Colegio Seminario del Corpus Christi de Valencia. Los templos de la ciudad se convierten en lugar de peregrinación, no solo para los fieles, sino también para los amantes del arte.

Cuatro de los seis grandes tapices flamencos del siglo XVI que se encontraban en la Capilla del Monumento del conocido como Colegio del Patriarca volvieron ayer a lucir en las paredes de la nave, bajo la pétrea e intensa mirada de los profetas Jeremías, Isaías, Jonás o Joel, que los custodian desde los frescos de la bóveda. Volvieron hace un par de semanas, después de que salieran rumbo a la Real Fábrica de Tapices de Madrid para su restauración en 2013. El proceso ha sido largo y laborioso. El resultado puede visitarse ya y hasta el próximo 13 de enero de manera gratuita. Posteriormente, la capilla continuará albergando ceremonias puntuales. Eso sí, con los cuatro tapices en pleno esplendor.

La restauración de las piezas que ya se exponen „y de las otras dos que aún quedan por traer a la ciudad„ ha sido financiada por Iberdrola, desde donde se destacó su «valor histórico y patrimonial», aunque descartaron pronunciarse sobre la inversión económica.

El visitante que acuda al Patriarca podrá observar las piezas La gracia, La ira y la pereza, (ambas de la serie titulada Moralidades), La llamada de los operarios y El pago del denario (dos obras de la serie La parábola de la viña).

Proceso largo y complejo

El conservador de la Real Fábrica de Tapices, Antonio Sama, explicó ayer que el proceso de recuperación de estos tapices ha sido «uno de los casos más complejos que hemos abordado nunca porque no se trata de una recuperación puntual, sino de unos tapices completos». El especialista destacó la «sorpresa» del mal estado en el que se encontraron las obras, tras varias restauraciones previas „la última posiblemente de principios del siglo XX„, algo que ha retrasado su recuperación. Los efectos del humo de los cirios en la capilla y la exposición de los tapices a agentes externos, como en procesiones, también favorecieron que las telas fueran deteriorándose con el paso de los siglos.

Para lograr que luzcan como lo hacen ahora, el proceso pasó por un delicado desmontaje y traslado a Madrid, la documentación de cada uno, la eliminación de restauraciones anteriores y un lavado por inmersión en unas piscinas de grandes dimensiones. Después, se han sometido a un tratamiento de conservación, forrado y sistema de suspensión. Por cada tapiz, de unos 30 a 40 kilos de peso cada uno, se han requerido unas 5.500 horas de trabajo, indicó Sama.

Estos telares, fechados entre 1500 y 1530 y donados por Juan de Ribera al colegio, pertenecen a la época de oro de la historia de la tapicería. Sama aseguró que «solo eran conocidos por unos especialistas» y propuso que fueran incluidos en la ruta de los tapices que elabora la entidad de la que es conservador.

Los tapices que aún han de volver son Escenas de la vida de Salomón „cuyo proceso de recuperación está casi acabado„ y La gula y la lujuria (de la serie Moralidades), que empezará a restaurarse tras acabar el trabajo del primero. Está previsto que ambas piezas vuelvan a Valencia en 2017, aunque se desconoce, por el momento, si acompañarán a las cuatro piezas que ya visten las paredes de la Capilla del Monumento o si su destino estará en otro espacio de la «casa» del Patriarca.