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Crítica musical

Barroco "ma non troppo"

Obras de Tartini, Rossini, Mozart, Viotti y Vivaldi

palau de la música (valencia)

Intérpretes: Camerata Instrumental de Santa Cecilia de Roma (Andrea Oliva, flauta; Elena La Montagna e Ingrid Belli, violines; Simone Briatore, viola; Carlo Onori, cello y Antonio Sciancalepore, contrabajo).

Brillantes y vibrantes, se presentaron ante los socios de la SFV, este conjunto de solistas especializados en el repertorio del XVIII italiano. El barroco resulta siempre un vehículo agradecido para el auditorio, tanto por la brevedad de las obras como por lo previsible de su desarrollo. Fueron obras de divertimento para ser interpretadas en los salones de la corte y la aristocracia, casi en petit comité, en ambientes muy diferentes a los de hoy y que desde hace mas de 50 años reciben el interés del público internacional.

Los músicos romanos son, individualmente, de gama alta y no es de extrañar que fundan con excelente empaste desplegando una muy convincente velocidad de crucero como ya demostraron en el Tartini inicial, volcado con elegancia y aplomo. Andrea Oliva no tuvo problemas en resolver las no pocas dificultades técnicas de la flauta, aportando un sonido generoso, capaz de llegar al último rincón de la Sala Iturbi. De las Sei sonate a quattro, compuestas por un jovencísimo Rossini a los 22 años, escuchamos la nº 2 en La mayor y, a pesar las herencias del cambio de siglo, ya presagiaban las melodías tan personales que escribiría en su catálogo lírico. No menos valioso fue que el cuarteto no tuvo problema en cambiar de registro „y de sonido„ como lo pedía la partitura del músico de Pésaro.

Fue el cuarteto de Viotti el momento menos ajustado y mas fatigoso pero los músicos romanos guardaron todas fuerzas para el Concierto en Fa mayor de Vivaldi, una obra corta pero aprovechada por la agilidad y la casta de buen músico de Andrea Oliva, tal y como lo había hecho en el Cuarteto en Re mayor de Mozart.

Se echó en falta la inclusión de alguna obra representativa de la escuela italiana del siglo XX con la que desempalagar de los excesos del género. En suma, las intervenciones de La Montagna y Belli en los violines de Biatrore a la viola, Onori al cello y Sciancalepore al contrabajo acreditaron su relevancia en orquestas y ensembles de su país. Como final, interpretaron un fragmento de Vivaldi, muy aplaudido por el auditorio.

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