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Crítica teatral

Humor estridente

«Happy End», de Bertolt Brecht y Kurt Weill

Teatro Principal (valencia)

Reparto: Ángel Burgos, Rafael Calatayud, Vicent Domingo, Mamen García, Juansa Lloret, Miquel Mars, Pilar Martínez, Santiago Martínez, Andrés Navarro, Manuel Ochoa, María José Peris, Begoña Santalices, Lara Salvador y Conxi Valero. Dirección: Salva Bolta.Dirección musical: Jesús Salvador Chapi.

Chicago, 1929. Un peligroso grupo de gángsters se reúne en el bar de siempre para organizar sus actividades, básicamente el robo y la extorsión. Al frente de la banda se encuentra Bill Cracker, temido y valorado por sus compinches a partes iguales. Algo cambia cuando la teniente Lillian Holiday, perteneciente al Ejército de Salvación, recala junto a sus compañeros en el bar de Cracker. El encuentro entre ellos hará que se replanteen su prioridades, haciendo que se enamoren y se replanteen sus vidas.

La versión para la propuesta de «Teatre del Poble Valencià» ha estado a cargo de Juan V. Martínez y Salvador Vendrell quienes han trabajado con la obra que en los años viente escribieron Bertolt Brecht y Kurt Weill, firmada bajo el seudónimo de Dorothy Lane.

Salva Bolta ha dirigido el espectáculo, con Jesús Salvador Chapi en la dirección musical, obteniendo un resultado poco favorable. El primer aspecto a resaltar es el tratamiento que se le ha dado al humor, exagerando determinadas situaciones y personajes, propiciando que lo divertido resulte histriónico y lo gracioso un tanto ridículo. A algunas escenas (principalmente en las que aparecen los integrantes del Ejército de Salvación o El capo) podría haberles sacado mucho partido planteando un tono menos caricaturesco y exagerado.

En cuanto a las transiciones entre actos o escenas se han desarrollado de forma enrevesada. Los cortes son demasiado abruptos, creando a veces la sensación de trasladarnos a universos diferentes.

Los actores se han dejado llevar por este planteamiento y se les percibe desubicados, incómodos en algunas escenas y poco creíbles en general. Una pena tratándose de un elenco de este nivel, cuyos únicos supervivientes parecen ser Mamen García y Rafael Calatayud, capaces de salvar cualquier escollo.

Reseñable son la escenografía y la iluminación de un montaje sujeto a muchos cambios. Paco Azorín y Raúl Coutard „respectivamente„ han sabido conjugar funcionalidad y atractivo, con lo que el espectáculo es a estos niveles en los que brilla.

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