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Relatos cortos

El Blasco Ibáñez más valenciano

«Contes valencians», la versión valenciana de la recopilación de relatos cortos del periodista, escritor y político se publica después de 120 años - La traducción de José Camarillas forma parte del proyecto turístico-cultural de la «València de Blasco»

El Blasco Ibáñez más valenciano

Mientras se espera la programación de los actos oficiales por el 150 aniversario del nacimiento de Vicente Blasco Ibáñez, renace el interés por recuperar la obra del periodista, escritor y político en su lengua materna. Tras la traducción al valenciano de La Barraca, aparece ahora Contes valencians, la adaptación de los relatos cortos que Blasco publicó en su periódico El Pueblo y que luego fueron reunidos en un volumen por la editorial Prometeo.

Después de 120 años de la primera edición de Cuentos valencianos, el periodista José Camarillas los ha traducido y editado con el asesoramiento lingüístico de Juli Jordà, y las ilustraciones de la artista Saida Granero. Camarillas pretende rescatar «la figura del Blasco republicana, laico y ecologista, pues fue el primero en reclamar una protección especial para la Albufera».

«Blasco, a parte de describir con un gran lujo de detalles la Valencia periférica, apostó por democratizar la cultura sin paternalismo „sostiene Camarillas„. A través de las universidades populares y sus publicaciones, enseñó a leer e inculcó los valores de la ilustración a toda una generación de valencianos que soñaba con cambiar el mundo».

De hecho, el libro forma parte del proyecto «La València de Blasco Ibáñez», una aplicación turística donde a través de material audiovisual Camarillas pretende convertir el Cap i Casal en «la primera ciudad museo del patrimonio inmaterial». Por eso Contes valencians juega un papel esencial en la iniciativa, pues recoge en clave valenciana y con el tono irónico blasquista el amor y desamor; músicos casados con el vino; curas picarones; cosas en definitiva que no se pueden pagar con dinero, bodas y costumbres centenarias, ladrones con honra, y hasta personajes mitológicos como los dragones.

Naturalismo exportado

Contes valencians es una recopilación de doce cuentos de Blasco Ibáñez, ambientados tanto en la capital como en l´Horta y publicados a finales del siglo XIX, cuya lectura es una auténtica delicia. Perfectamente realistas, reflejan la vida y costumbres de la época, donde destacan los personajes, excelentemente perfilados, muchos de ellos de carácter y sentimientos marcados, que dan entidad propia a cada uno de los relatos.

Conocido sobre todo por su abundante producción novelística, Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) cultivó también el género del cuento, a través del cual perfeccionaba recursos narrativos y se adentraba en el tratamiento de las pasiones humanas de una forma próxima y masiva.

La profesora de la Universitat de València Concepción Galán Vicedo, en su comunicación «El naturalismo en los Cuentos valencianos», con motivo del congreso celebrado en Valencia «Vicente Blasco Ibáñez: 1898-1998», asegura que Blasco, durante su estancia en París, en 1890, adonde había tenido que huir por su oposición al gobierno de Cánovas, estudió a Balzac, a Zola y los otros naturalistas. «No es extraño, pues, que quisiera imitar al maestro francés, quien en su novela Une page d'amour convierte a la ciudad de París en un personaje». Según esta teoría, el escritor valenciano captará esta idea para hacer de Valencia un paisaje bien documentado en sus relatos cortos.

Está segunda traducción al valenciano de Blasco, después de La Barraca de Francesc Bayarri supone, además, una cada vez mayor reconciliación del escritor con el valencianismo progresista, pese a que Blasco fue un declarado enemigo del conservadurismo ratpenatista representado por Teodoro Llorente.

Contra Llorente

Una polémica de la que se hace eco el historiador Vicent Baydal en el prólogo del libro, pues los Cuentos valencianos fueron dedicados a Llorente «mi adversario en creencias, mi maestro en el arte, que inspiró el amor a la tierra valenciana». Que obtuvo su réplica: «Es una colección de cuentos verdaderamente valencianos no por la lengua, pues están escritos en castellano, sino por el asunto, porque todos reproducen tipos y costumbres de nuestro pueblo».

Esa eterna crítica de los sectores valencianistas a la obra de Blasco Ibáñez, estar escrita en castellano, empieza ser superada por las recientes traducciones, más las que se esperan, reconociendo así su aportación moderna a la literatura valenciana.

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