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Entrevista

Arturo Chacón: "El Otello de Verdi es el papel más amado y temido de cualquier tenor"

El mexicano, que interpreta a Alfredo en «La Traviata» en Les Arts, defiende que la ópera «merece estar de moda»

Arturo Chacón: "El Otello de Verdi es el papel más amado y temido de cualquier tenor"

No es la primera vez que el tenor Arturo Chacón (Sonora, México, 1977) se pone en la piel de Alfredo, el amado de Violetta en la eterna ópera de Giuseppe Verdi La Traviata. El jueves subirá a las tablas del Palau de les Arts con este personaje, que llega al coliseo valenciano con la producción del diseñador Valentino Garavani y la directora de escena Sofia Coppola. Un título muy especial para Chacón, ya que fue el que le abrió los ojos y el corazón a su profesión y pasión.

Habiendo nacido en Sonora, estaba predestinado a ser cantante€

Hace algunos años el conocido poeta José Vasconcelos describió Sonora como «donde termina la cultura y empieza la carne asada». Es un gran orgullo poder representar a mi estado y a mi país rompiendo los esquemas y lo preconcebido por muchos.

¿Qué significa «La Traviata» para usted?

La Traviata además de ser uno de los títulos más queridos por el público, es la obra que me abrió los ojos a la ópera. Fui invitado hace 20 años a participar cantando en el coro (Sinaloa, Mexico) ¡y me enamoré! De hecho, gracias a esta experiencia con La Traviata, decidí dejar mis otros estudios (ingeniería industrial) para dedicarme de lleno a la música.

¿Cómo es su Alfredo?

Me gusta estudiar los papeles con mis coaches de actuación y hacerlos lo más cercanos a mi propia personalidad. Mi Alfredo es un personaje muy apegado al libreto y al personaje de Armando Duval de La Dama de Las Camelias. Romántico empedernido con un optimismo ciego y muy impulsivo. El amor por Violetta se contradice solo por su debilidad ante la presión de su padre.

Ya ha interpretado este papel antes. ¿Cómo cambia de una versión a otra?

Llevo 10 años cantando Alfredo. La diferencia entre el primero que interpreté y el que ahora verán es muy grande. Musicalmente he encontrado una madurez y con los años he encontrado muchas sutilezas y descubierto muchos de los deseos de Verdi un poco escondidos en la partitura. Mi personaje ha ido cambiando junto mis experiencias y los últimos 10 años han sido un torbellino de experiencias y emociones. En esta versión, me alegró mucho de poder hacer un Alfredo cien por cien tradicional y apegado a mi concepto ideal del personaje.

¿Por qué esta «Traviata» va a ser especial?

Esta producción tiene todos los ingredientes para que sea algo muy especial. El diseño de escenografía de Nathan Crowley y Leila Fteita, el vestuario exclusivo del legendario Valentino Garavani y dirección escénica tradicional, delicada y de muy buen gusto de Sofía Coppola y su asistente, Marina Bianchi, son extraordinarios. La energía del maestro Ramón Tebar y la calidad de la orquesta del Palau de les Arts, aunado con la gran química que tengo con el maestro Domingo y Marina Rebeka pienso que la convertirán en una producción para recordar. Yo me siento feliz y honrado de ser parte de esta gran producción.

Ha trabajado con Woody Allen y ahora con Sofia Coppola ¿Hay mucho de discurso cinematográfico en la ópera?

Sí, la atención del público se dirige justo a donde debe estar, con la sensación de «tercera dimensión» que crea el teatro alrededor de los cuadros, enmarcados por luces y movimiento. Las acciones y movimientos que Sofia propone son menos operáticas, más sutiles, como en el cine, con dirección y sentido y no telegrafiadas (exageradas) como normalmente se hace en la ópera.

¿Cómo es trabajar con Sofia Coppola?

Es un gusto trabajar con ella. Es una persona muy sencilla y amable, muy curiosa y lista para romper conceptos anticuados. Me encantó ser parte de ese proceso de descubrimiento para ella de la ópera, y para nosotros también de redescubrir y repensar los conceptos heredados por tradiciones de producciones antiguas.

Y ahora también con Valentino. ¿La ópera está de moda?

La ópera merece estar de moda; es un lujo tener el impulso de una persona tan importante como Valentino para atraer nuevo público y atraparlos en la magia de nuestra producción.

El modisto italiano es además productor de este título. ¿Cómo es como jefe?

Valentino estuvo presente en muchos ensayos. Se le veía lleno de emoción y apasionado por el proyecto. Es una persona muy simpática, con consejos y sugerencias muy interesantes.

Ha cantando en grandes auditorios, ¿cuál es su favorito?

Todo auditorio es una catedral para mí, el público es sagrado y siento que cada vez que canto tengo la oportunidad de una comunión con miles de almas. No puedo decir que tengo un favorito. He tenido experiencias hermosas en todos lados. Tengo un cariño especial por el Palau de les Arts, estuve aquí hace 10 años con Cyrano de Bergerac, una experiencia muy bella y tengo muy lindos recuerdos de Valencia y su público.

¿En cuál le gustaría actuar?

En los últimos años he estado presentando conciertos para alcanzar público nuevo, cantando música vernácula y música clásica. Me emociona mucho actuar en lugares nuevos, públicos nuevos. Me faltan muchos por descubrir, y espero que Dios me preste salud y vida para llegar a muchos más.

¿Cuál es el papel soñado de todo tenor?

Los papeles soñados para un tenor se cuentan con los dedos de una mano, pero pienso que el Otello de Verdi tiene que ser el más codiciado y temido/amado por los tenores. El maestro Domingo es el Otello de la enciclopedia, es un honor poder conocerlo y ser su amigo y aprender tanto de él.

¿Cómo ve Les Arts?

Les Arts es un teatro extraordinario y hermoso. Cada día que vengo me siento afortunado de estar aquí, la arquitectura y el alma del Palau (su gente) lo hacen muy especial.

Ha tenido mucha relación con Plácido Domingo. ¿Qué ha aprendido de él?

La lección más importante que he aprendido es la que predica con el ejemplo. Es una persona sencilla, honorable, generosa, con mayúsculas, lleno de amor por su público y por su gente, por su familia y sus alumnos. Las lecciones musicales han sido invaluables, pero la lección humana que aprendo día a día de sencillez y de amor, la llevaré siempre conmigo.

Plácido Domingo ha sido un gran Alfredo en otras Traviata. ¿Se siente heredero?

En la segunda cita con mi novia (que se convirtió en mi esposa), fuimos a ver la película de La Traviata donde canta el maestro Domingo y Teresa Stratas. Recuerdo el asombro que nos causó su entrega, la pasión y el canto elegante y robusto. Me propuse estudiar el personaje y tomé como base y ejemplo esa actuación de don Plácido. Nunca hubiera imaginado que llegaría un día en el que cantaría esa ópera con el como Giorgio Germont. Es un sueño hecho realidad, que no termina. Me siento muy feliz de poder trabajar el personaje tanto como actor que como cantante con el maestro Domingo. Estoy eternamente agradecido con el por su generosidad y por seguir enseñándome tanto.

¿No le asusta el reto de tener que igualar, como mínimo, a Domingo como Alfredo?

Esta es la segunda vez que canto esta obra con el. Trabajar con el maestro me ha enseñado mucho y lo que he aprendido de él es a darlo todo sobre el escenario. A entregar el alma y cantar con toda la pasión y entrega posible. Todos los cantantes somos diferentes y tenemos diferentes cualidades. Creo que lo más importante es ser auténtico y generoso. Voy tranquilo al escenario, respaldado por mi experiencia y por los valiosos consejos de el más grande Alfredo convertido en Giorgio Germont.

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