Hablar del mantón de Manila es hacerlo de una larga tradición de indumentaria. Los jóvenes valencianos Javier Marco y Pablo Martínez se embarcaron en una exhaustiva investigación sobre los orígenes, tipos y usos de esta preciada prenda y que han dado forma bajo el libro Vestirse con un cuadro.

La obra, que presentaron ayer en el Museu Valencià d’Etnologia, actualiza la historia del mantón de Manila a lo largo de los cuatro capítulos que recoge el estudio de estos jóvenes de 25 años (Javier, estudiante de Derecho) y 27 (Pablo, alumno de Ingeniería Civil).

El mantón, llamado de Manila porque llegó a principios del siglo XIX desde China a España a través de ese puerto, encontró una gran aceptación y arraigo en la vida cotidiana valenciana, ya que lo acogieron familias de todo orden social y, posteriormente, obtuvo un carácter festivo. Como prueba, los autores del libro destacan «su empleo en fallas, danzas tradicionales y en los más destacados eventos familiares, algo que aún continúa vivo en numerosas manifestaciones populares».

Vestirse con un cuadro, que sirve de catálogo a la exposición con el mismo nombre que acogió el templo de Santa María de Requena entre los pasados meses de febrero y abril de 2016, está ilustrado con retratos de finales del XIX y fotografías de piezas pertenecientes a casi una treintena de colecciones valencianas, algunas de ellas muy numerosas, y recoge tanto las piezas habituales de los diferentes estilos imperio, isabelinos o modernistas, como aquellas que resultan «excepcionales y únicas en sí mismas».

Los autores explican en sus páginas el significado de los característicos y coloridos dibujos, los bordados de animales, frutos o flores, que simbolizan sentimientos como el amor, la felicidad, fidelidad, o de figuras como el emperador y dioses de la cultura taoísta.

En este sentido, explican que los diseños asiáticos tiene particularidades como unos ciertos tonos de verdes y morados poco habituales en los de fabricación española.

La publicación de Marco y Martínez muestra por primera vez el relato particular de algunos mantones pertenecientes a notables familias valencianas que han conservado hasta hoy la pieza y también, con todo detalle, su devenir a lo largo de los siglos, pasando en algunos casos hasta la quinta generación.

Herencias familiares

Vestirse con un cuadro no sólo sirve de guía para conocer la historia del mantón, sus vicisitudes y sus estilos, sino también «para contrastar o descubrir, como ya ha ocurrido, el valor de las piezas que muchos valencianos conservan en sus casas, fruto de las herencias familiares», señalan.

La obra se ilustra también con fotografías y explicaciones sobre las tres formas más habituales de colocación de los mantones. De ellas, los autores destacan «a la moranga», cuyo nombre se debe a Carmen Moragas, reconocida amante de Alfonso XIII, que acostumbraba a vestir la prenda de esa manera, muy propia también de las artistas.

En cuanto al valor de estas prendas, los autores del libro señalan que pueden ir desde los 300 euros hasta los 6.000, en algunos casos en los que se han encontrado mantones con incrustaciones de marfil.