El asturiano José María de la Puente y el barcelonés Juanjo Giménez estarán muy pendientes esta madrugada de lo que ocurra en Los Ángeles. El primero, por haber trabajado como coordinador de producción en los efectos especiales de El libro de la selva. El segundo, por estar en la lucha al mejor cortometraje por su estupendo trabajo en Timecode, una historia que, por cierto, tiene algunos puntos en común con La La Land en la medida en que aborda una historia muy especial de una pareja en términos musicales.

Aunque El libro de la selva tiene en contra su ya lejano estreno hace casi un año, la reciente victoria en los premios Bafta del cine británico ha supuesto un espaldarazo importante que le vendrá de gran ayuda para hacer frente a pesos pesados como Rogue One:una historia de Star Wars, Marea negra, Kubo y las dos cuerdas mágicas o Doctor Strange. La película de Disney es un prodigio de la animación por ordenador: cuesta creer que esa selva tan realista haya sido totalmente creada digitalmente. Por no hablar de los animales.

Timecode es un cortometraje admirable. A partir de una historia mínima en la que la precisión visual es imprescindible y cada plano es importante, la obra de Giménez propone una idea imprevisible que desconcierta no solo por su enunciado sino también por el impecable volcado en imágenes, jugando al límite de la credulidad y logrando que en la pantalla se produzca una rara alquimia que convierte una idea imposible en toda una proeza.