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Entrevista

Juanjo Braulio: "Todos estamos a un mal día de convertirnos en un súper villano"

«La novela negra cuenta nuestros miedos; nos permite bajar a los infiernos con la tranquilidad de poder volver»

Juanjo Braulio: "Todos estamos a un mal día de convertirnos en un súper villano"

¿Qué vamos a encontrarnos en «Sucios y malvados»?

La novela parte de plantearse una pregunta que nos hemos hecho desde que el mundo es mundo: ¿cuándo es justa la justicia? Es esa cuestión llevada a sus consecuencias mas extremas. Vivimos en una sociedad reglamentada, pero ¿qué ocurre cuando alguien sufre en sus carnes uno de esos delitos especialmente graves? Uno de esos momentos que te rompen la vida. ¿Cuál es entonces la compensación justa? La línea empieza a emborronarse.

Y la novela negra es la mejor forma de articular esa pregunta.

La novela negra es la que cuenta nuestros miedos, con la que podemos descender a lo más oscuro del alma humana con la tranquilidad de que, si te asustas demasiados, puedes encender la luz. Si te ves muy abajo, cierras el libro, por eso es tan potente para contar las cosas que nos asustan. No deja de ser un artificio. Además, el impulso creativo siempre está y ahí empiezas a fabular. Mi problema es que, por mi profesión al ser periodista, me gustaría hacer volar más mi imaginación, ojala hubiera inventado «Juego de tronos» (risas). Otro motor narrativo de la novela es la violencia contra las mujeres. Después de que este país pase por pruebas muy duras estamos ante lo que los expertos consideran un terrorismo blanco. Hasta 1997 estos asesinatos no tenían una estadística propia, entraban en crímenes comunes. Han pasado ya 20 años y hay más mujeres asesinadas que víctimas de ETA. Es como tomarte un potito de cianuro a cucharaditas. Y lo más inquietante es que nos estamos acostumbrando. Otra de las cosas que se trata es la prostitución.

Para abordar ese tema ha necesitado mucha documentación.

Es aterrador cuando lo ves en perspectiva. El año pasado los españoles se gastaron 500 millones en ir cine y 1.200 en pagar por sexo.

La historia transcurre en València. ¿Es una buena ciudad para el «thriller»?

Es un escenario tan bueno como cualquier otro para la novela negra. Hemos de sacudirnos los complejos. Los amantes del genero hemos disfrutado recorriendo las calles de Los Ángeles con Raymond Chandler o las de Barcelona con Pepe Carvalho, Navarra con Amaia Salazar... La novela negra no es de escenarios, es de la mala gente y aquí hay tanta como en cualquier otro sitio. Por ejemplo, ahora que estamos celebrando el 150 aniversario del nacimiento de Blasco Ibáñez, si te fijas en Cañas y barro o La barraca son dos westerns, con violencia, venganza, pasiones,... Blasco Ibáñez se lo inventó 100 años antes de que naciera el género.

Aunque la realidad supera la ficción

Hay cosas que las pones en una novela y no se la cree nadie. Por ejemplo, que el delegado de Gobierno en la Comunitat Valenciana sea detenido por la Policía. Ponlo en una novela y los críticos se te echan encima y eso pasó. O un expresidente de fútbol que contrata algún para secuestrar a otro. Es casi grotesco.

En sus novelas es muy frecuente encontrar al personaje de clase alta y criminal. ¿Le seduce más ese perfil que el de granuja de medio pelo?

Cuando he hablado con funcionarios de prisiones o policías me dicen que la mayoría de la población reclusa esta cortada por el mismo patrón: pobreza, falta de educación, malas decisiones,... Una cosa trae la otra,... Gente mala, el mal por el puro placer. Al granuja de medio pelo las circunstancias le ha llevado ahí. Seguramente si no hubiera tenido ese mal día o muchos malos días no hubiera acabado ahí. Ese perfil no me interesa tanto porque es más previsible; me interesa el que lo tiene todo más fácil, que simplemente lo hace por codicia, por placer. Ahí puedes bucear en los recovecos oscuro del alma humano. Esa gente es estúpida y débil hace estupideces a causa de sus debilidades.

¿Qué es lo más sucio y malvado que ha descubierto al escribir esta novela?

Lo más sucio que he descubierto es el alma humana. Todos estamos a un mal día de convertirnos en un súper villano. Cuando la vida te manda más de lo que puedes soportar la respuesta es imprevisible. Sin embargo, lo más sucio y malvado puede ser también lo más limpio y bueno. Hay que encontrar sus contradicciones.

¿Cree en el «boom» de la novela negra?

Más que un boom creo que la novela negra ha tenido siempre una mala salud de hierro y una legión de admiradores. Siempre ha sido maltratada por la crítica y con muchos altibajos. En Reino Unido le llamaban «la literatura de tren» porque eran los libritos que los obreros se compraban para ir a trabajar a la fábrica. La crítica no la considera alta literatura, afortunadamente los lectores sí.

¿Cómo va la adaptación cinematográfica de su obra «El silencio del pantano»?

Sé que va bien aunque no he visto nada. El director será Marc Vigil (director de «El Ministerio del Tiempo»). Su guionista, Carlos de Pando (también de la serie de TVE), está puliendo la versión definitiva. El productor es Francisco Ramos, que también lo es de El hombre de las mil caras. Aunque soy el autor, soy el penúltimo mono (risas). No sé ni los protagonistas, son muy secretos. Solo tengo una autoridad moral, pero creo que se empezará a rodar este año -creo que en València- para estrenar en 2018.

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