El diestro valenciano Enrique Ponce acudió ayer a dar el último adiós a Sebastián Palomo Linares, al que recordó como «un ejemplo de raza y de verdad torera».

Acompañado de su suegro, el también matador de toros Victoriano Valencia, Ponce declaró a la en las puertas del tanatorio La Paz de Alcobendas (Madrid), que la noticia de la muerte de Linares ha supuesto «un palo muy gordo» para toda la familia del toro.

«Una noticia tristísima, que nos ha cogido a todos por sorpresa, porque nadie podíamos imaginar este desenlace tan dramático. Hace pocos días estuve además con él jugando al golf, que era otra de nuestras pasiones comunes, y le vi fenomenal, de ahí que todavía no pueda creerme que ya no esté con nosotros», aseguró.

Para Ponce, Palomo Linares fue «todo un referente de las grandes figuras del toreo que ha habido en la historia»: «Encarnó muy bien lo que yo denomino el 'sueño americano' de cualquier chaval de aquella época que soñaba con ser torero. Salió de la nada, de maletilla en las capeas y tentaderos que se daban en los pueblos, y ahí fue forjándose como lo que luego llegó a ser, todo un número uno», añade.

«De ahí que siempre se le recuerde por la ilusión, la perseverancia que marcó siempre su vida, ese sacrificio y esa lucha tan necesaria para llegar a ser alguien en la vida. Los chavales que empiezan ahora deben tenerle como un espejo, porque yo siempre lo tuvo y siempre lo tendré», concluyó el torero de Chiva.

Por otra parte, las banderas ondearon ayer a media asta y con crespones negros, además se suspendieron todos los actos en Linares (Jaén), que vivió un día de luto por la muerte ayer del torero Sebastián Palomo Linares.