«Cuando ingresé en el hospital a los 14 años, lo primero que me dijo mi madre fue: ´No hables con desconocidos´. Por suerte, no le hice caso». Albert Espinosa (Barcelona, 1973) espera en el restaurante del hotel Las Arenas, donde las camareras y los empleados de limpieza se afanan en dejar lista la sala para la hora del almuerzo. Ha sido el sitio elegido por el escritor para hablar con la prensa. El más apartado del hotel, y el más oscuro. Fuera llueve y hace frío, y a Espinosa no le gusta la humedad. Su salud no ha dejado de ser delicada, desde que le diagnosticaron metástasis cuando era adolescente. Los médicos le dieron un 3 % de probabilidades de seguir con vida. Y aquí sigue.

«Me he pasado 200 horas de mi vida firmando libros. Es más de una semana recibiendo a gente. Mis principales aliados siempre han sido los desconocidos», asegura el creador de «Pulseras rojas», que ayer visitó la Fira del Llibre de València para presentar Lo que te diré cuando te vuelva a ver (Grijalbo), su obra más autobiográfica. «El 90 % del libro lo escribí el mismo día que murió mi padre», explica. Es la sétima novela de Espinosa, y por ahora su favorita.

El propio autor la describe como una road movie entre padre e hijo, en la que reflexiona sobre el tiempo y la necesidad de transformar el duelo. «Soy muy de empaquetar el tiempo, para observarlo cuando quieras. Así el cerebro puede actualizar el recuerdo para que continúe vivo», asegura Espinosa.

Su padre nació en la Malva-rosa

La obra lleva como título la última frase que el escritor dirigió a su padre antes de fallecer, y el primer capítulo, «Dormir sin miedo, despertar sin angustia», relata el momento en el que Espinosa se propuso escribir el libro. «Pese a que Izan es el que protagoniza la escena, soy yo el que habla desde lo más profundo. Estaba en la bañera de mi habitación de hotel frente al Lago de Como (Milán). Sentí la necesidad de escribir y no paré. Más tarde, estuve a punto de retirar el capítulo del libro, pero decidí no hacerlo. Era demasiado importante».

Según el autor, hace un mes volvió para leer ese mismo pasaje al lago. «Siento un gran respeto por los lugares que son emocionalmente importantes para mí. València también lo es, porque mi padre nació aquí, en la Malva-rosa». Por ello, ayer se enfrentó a sus fans embriagado de la emoción propia del que vuelve a ver a un amigo. «Venir València ahora es como visitar a mi padre».

Las colas frente al stand de Albert Espinosa suelen ser kilométricas. «Es un público muy transversal. Siempre suelo recordar alguna cara. Guardo un especial recuerdo de una niña italiana, Caterina. Irradiaba tanta felicidad que decidí tomar prestado su nombre para uno de los personajes del libro. Ser buena persona depende de los genes», añade.

Lo que te diré cuando te vuelva a ver (Grijalbo) ha sido el segundo libro más vendido en Sant Jordi, por delante de escritores superventas, como Pilar Rahola, Carlos Ruiz Zafón o Fernando Aramburu. «Escribiré 11 libros en mi vida, ni uno más. Me atrae la idea de que el lector pueda coleccionarlos. Sería como tener un equipo titular de mí», asegura el autor, que señala que desea dedicarse a otras cosas, como a escribir guiones. «Muchas veces arrastramos emociones, personas o ideas en las que ya no creemos. Es mejor extraerlas de nuestra vida y seguir adelante. Pienso que si alguien es infeliz haciendo lo que hace es que su leit motiv vital es otro. No hay que tener miedo de cambiar los parámetros que han dirigido tu vida».

Su próximo trabajo en la pequeña pantalla se anunciará en un mes, mientras que su producción televisiva «Lucas», todavía está en el tintero. «Necesita un exhibidor que permita una libertad absoluta al guionista, y eso es difícil. Plataformas como Netflix o HBO se arriesgan más, por lo que pueden ser buenas opciones para ´Lucas´». La que se ha quedado en un cajón es Planta 5º, la cinta que el guionista iba a rodar junto a Antonio Mercero, enfermo de Alzheimer.