La Academia de Cine está literalmente pegada al edificio de la sede central del PP en Génova, 13. Aunque con entrada por la calle Zurbano. En un pequeño portal, junto al cruce de calles más mediático, recibe un gran cabezón de Goya, la actividad más reconocible de la institución, y la estatuilla soñada por cineastas, actores, guionistas y productores. Allí se idea y se ejecuta el futuro de una de las principales industrias culturales del país.
El Gobierno baja algunos tipos de IVA, pero mantiene el 21% en el cine. ¿Tiene alguna explicación?
Sí, de momento, nadie ha explicado con claridad porqué a los otros espectáculos sí y al cine no. Ojalá el debate de los presupuestos en el Congreso sirva para igualar al cine con las otras manifestaciones culturales o para saber porqué se hace capítulo aparte con él.
¿Por qué la Academia no ha emitido un comunicado oficial?
Cineastas y académicos se han pronunciado claramente pidiendo el mismo tratamiento para las entradas de cine que para el teatro o el circo. Por otra parte, la Academia tiene también cauces de comunicación propios con el Gobierno para hacerle llegar su posición. Y hay quien opina que la mejor defensa del cine español es hacer que la opinión pública y los ciudadanos conozcan el IVA y todos los detalles de cómo se financia el cine en España. En esa financiación, una bajada del precio de las entradas ayudaría a que la gente fuera más al cine como demuestra el gran éxito de las Fiestas del Cine.
¿Miedo a perder subvenciones?
La Academia recibe unas modestas pero valiosas ayudas del Ministerio de Cultura. Estoy convencido de que le son atribuidas según criterios objetivos y dentro de un planteamiento más general de apoyo a las instituciones y actividades fundamentales del cine en España.
¿Sin ayuda pública es imposible firmar una película?
Se puede hacer cine sin ayudas publicas con un planteamiento de financiación cooperativa o con recurso a las facilidades fiscales, cuando están bien establecidas. Las televisiones privadas lo financian por la obligación europea de invertir una parte de su presupuesto en cine europeo. El cine además de industria es cultura y está plenamente justificado que haya mecanismos públicos de apoyo como, por otra parte, tienen muchas otras industrias, culturales, automovilísticas o de otra naturaleza. No descarto que llegue un día en que tal hecho deje de ser motivo de inquietud, curiosidad o escándalo.
Está aterrizando, pero ¿cómo se fomenta el cine español?.
El fomento del cine empieza introduciéndolo sistemáticamente y durante años en las escuelas, es decir, creando públicos que comprendan y se sientan orgullosos del cine que se hace en su país. El caso francés es clarísimo. También es importante crear un sello y darle difusión en España y fuera de España. O seguir aumentando el valor de los Goya. En la Academia estamos empeñados en que todas las partes interesadas podamos trabajar juntos para dar un impulso en esas direcciones.
Esta junta directiva lo eligió. ¿Primeras impresiones?
La Academia tiene una estupenda presidenta, dos excelentes vicepresidentes y una Junta Directiva con 28 grandes profesionales y creadores que representan a 14 especialidades. Son personas todas ellas creativas, dinámicas y entregadas en el empeño de conseguir lo mejor para el cine español. Subir a ese autobús, en estos primeros kilómetros, es un carrusel de emociones y de experiencias nuevas para mí. Tengo la seguridad de que subido a ese autobús, en los próximos meses, voy a participar en cosas importantes para el cine y la cultura de nuestro país.
¿Cuál es su principal preocupación ahora?
Además de los Goya, la Academia despliega una actividad constante y muy variada desde seminarios o clases magistrales de formación o la documentación y el archivo hasta las relaciones internacionales o las publicaciones de entre las que puedo destacar la revista bimestral Academia. Sería estupendo poder disponer de más medios para darles la difusión que merecen.
¿Los guionistas son la transtienda del cine?
No lo creo. Los guionistas son un ingrediente fundamental en la creación de una película. De hecho, alguna asociación de guionistas propone que la presentación de las películas figure siempre como «una película dirigida por?y escrita por?».
Los guionistas de Hollywood han convocado huelga.
En Hollywood los guionistas tienen una fuerza fantástica. La tienen desde hace tiempo y demuestran que sin ellos no se mueve ni la industria del cine ni la de la televisión. Ahora diríamos además que tampoco la de los videojuegos.t
Tenemos buenos guionistas, directores y actores. ¿Qué falta?
Seguir insistiendo para que haya cada vez más y mejores películas.
Los gestores valencianos copan los mejores puestos culturales en Madrid.
Yo salí de Valencia hace siete años. Antes había estado trabajando con una base en Valencia y un radio de acción muy amplio en España y en América Latina. La política y la gestión cultural ha sufrido grandes vaivenes en València en las últimas tres décadas. Mi idea es que la cultura en España tiene que funcionar con un modelo de red con diez, doce, quince nodos conectados y alimentándose recíprocamente. La presencia de valencianos en Madrid yo no la veo como una huida sino como un reconocimiento y como una posibilidad de que funcione mejor uno de los ejes de esa red de nodos.
¿Cómo ve la actual política cultural valenciana?
En proceso de recuperación. Con una gran creatividad. Coinciden dos o tres generaciones con figuras importantes. Me llegan noticias de que hay varios proyectos para mejorar la comunicación entre creadores, profesionales, instituciones y políticos. Con un triángulo universidades-asociaciones-instituciones, y despejando a corner las discrepancias entre partidos, València tiene potencial para ser un espacio cultural que marque la diferencia.
¿Con la decepción del cierre de la RTVV, todavía es posible construir una industrial audiovisual valenciana?
Están en ello. La Academia quiere poner su granito de arena. El día 2 de mayo presentamos en el Rialto la nueva etapa de la institución. La Academia del Cine quiere ser parte de la renovación del cine valenciano. t
¿Qué ha aprendido de su etapa en el Cervantes?
Siete años de diplomacia cultural me han dejado la convicción de la importancia de la cultura como palanca para el entendimiento entre sociedades y para evitar los choques y conflictos agitados al calor de las identidades. Modestamente, creo que he adquirido una cierta destreza para surfear en el difícil arte de llevar nuestra cultura a otros países y crear espacios para que se entiendan creadores de aquí y de cualquier otro lugar del mundo
¿El periodismo está abocado a la crisis permanente como el cine, o el teatro?
El periodismo, el cine, el teatro, la comunicación y la cultural están en una veloz transición al universo digital. La revolución Internet es mucho más potente que la revolución Gutenberg. Estamos subiendo las primeras rampas y aún no se puede ver el Tourmalet. Queda crisis para rato. Lo importante es saber que la crisis tiene muchas pérdidas pero también muchas ocasiones de crear cosas nuevas y que funcionan. En esas estamos.
