Werther muere. En el primer acto. En una especie de película a la inversa, el director de escena Jean-Luis Grinda ha querido comenzar esta obra por el tejado. Un suicidio, una historia de amor clásica y la música de Jules Massenet, que añade ese toque francés de sufrimiento trágico al texto del escritor alemán Goethe, llegan por primera vez al Palau de les Arts de València.

Como telón de fondo, la burguesía del siglo XIX, y sobre el escenario, dos solistas «de esos que se valen solos», la italiana Anna Caterina Antonacci, soprano, y el francés Jean-François Borras, tenor.

Una ópera de las de antes, de las clásicas, de esas que todo teatro reconocido acoge. Es la número cincuenta y uno de las cien más representadas de los últimos cinco años y aún así, parece que el equipo creativo ha sabido darle un acabado especial. Werther muere, al principio y sin espera. El final de la obra se convierte en principio. «Una especie de ´flashback´ que hace que la historia cobre otro sentido», aseguró Grinda, el promotor de este cambio argumental. «El protagonista observará toda la escena desde un espejo, verá pasar su vida y sus recuerdos», adelantó el director en el acto de presentación.

A esta comprensión diferente de la obra y a este espejo «paralelo» al presente, se le añade la mezcla de la dramaturgia con el audiovisual. «Hemos creado un video con los propios solistas que juega con la luz, ofreciendo una escenografía muy interesante», relataron los directores, sin querer desvelar más detalles.

Dos solistas de 'carácter'

Con proyección audiovisual y de la cabeza a los pies, esta ópera de Massenet, considerada como su obra cumbre, relata en cuatro actos la historia de amor entre Werther y Charlotte: una relación imposible, un Romeo y Julieta que nunca tiene lugar, un debate entre el deber y los sentimientos.

Werther, interpretado por Jean-François Borras, es un poeta enamoradizo capaz de dejarse llevar por el amor. Charlotte, una mujer de época que juró a su madre casarse con Albert, algo que no puede romper aunque dude.

La veterana solista Anna Caterina Antonacci visita Valencia por primera vez para poner rostro y voz a este personaje. Confesó que está «acostumbrada» a papeles más trágicos, pero que la «dualidad» que representa Michelle, entre el corazón y la razón, le «atrapa»: «Es una mujer burguesa normal, no una heroína de la tragedia griega», aseguró.

Para el tenor, su papel es todo un reto. «Werther es un personaje muy fuerte psicológicamente, ante la decisión de Charlotte de continuar con su marido no ve otro camino que suicidarse, es una intensidad psicológica muy interesante como artista» afirmó.

La sorpresa de este estreno será el protagonismo que cobra Sophie, la hermana menor de Charlotte, que será interpretada por la joven española Helena Orcoyen. El director escénico no quiso desvelar muchos detalles, pero afirmó que será la representación de la bondad y la inocencia.

El tristán francés

La ópera supone un reto a nivel musical. «Es muy exigente, se la conoce como ´el tristán francés´ por la comparación con las dificultades vocales presentadas por ´Tristán e Isolda´», afirmó el director artístico, Davide Livermore.

El papel del tenor es el que entraña un mayor dificultad. «Se extiende en cuatro áreas y tres dúos», explicó Borras, contento de poder interpretar «el sueño y la obligación de todo tenor». Además, no hay coro, por lo que «todo descansa sobre los personajes». El solista ya representó un papel de soprano en el Palau de les Arts, en una obra también de Massenet y «de casualidad». «Fue muy rápido, me llamaron para una sustitución y me encantó venir aquí», relató. Intentó quitar hierro a la dificultad que entraña esta pieza bromeando con que «no hay ópera francesa que sea fácil de cantar».

Es la tercera vez que Henrik Nánási, director musical, presenta una obra en el Palau de les Arts. En 2015 dirigió a Plácido Domingo en Macbeth, de Verdi. En esta ocasión, quiso reiterar su alegría por trabajar con la Orquesta de la Comunitat Valenciana, «una formación muy versátil y con mucho talento» con la que empieza a «estrechar lazos».

El director de escena califica al reparto «con adjetivos superlativos» y asegura que siempre que viene a València encuentra «un equipo artístico excelente».

La ópera educa en sentimientos

La soprano italiana confesó que es la primera vez que actuará «en el teatro del que todo el mundo habla» y que ha descubierto «un edificio arquitectónica y acústicamente increíble». Anunció que estará de vuelta en junio en el mismo lugar.

El director musical Nánási aseguró que espera volver a la ciudad pronto y seguir colaborando con el Palau y su orquesta. Por su parte, el intendente y director artístico, Davide Livermore, resaltó que la ciudad merece recibir actuaciones de esta clase. «Me dicen que deje de programar en mayo y junio, que ya hace buen tiempo para ir a la playa, pero Valencia es un lugar de almas maravillosas que merecen educarse en sentimientos. En esta obra vamos a descubrir la profundidad en nuestra alma y un teatro público tiene la obligación de acercar estos sentimientos a la población y no dejar a la televisión basura toda la labor educativa».

Un alegato al teatro y a la cultura.