Jóse Díaz es uno de los pocos DJ que se ha mantenido en lo alto desde que empezó en la conocida «ruta del bakalao». Este año cumple 25 primaveras en cabina y lo celebra con una sesión de seis horas esta noche en la sala Miniclub, dónde estrenará las dos canciones que ha producido para la ocasión. Confiesa que el único secreto para mantenerse en gira tantos años es «la pura adaptación». «Renovarme musicalmente y subirme al carro digital ha sido imprescindible para no dejar de trabajar», asegura el músico a Levante-EMV.

Aún así, reconoce que no todo lo de la época actual «es positivo». Para empezar, «hay mucho intrusismo» y admite que «con tanto aparatito, cualquiera cree ser DJ», por lo que se ha devaluado bastante la profesión. «Es cierto que antes íbamos cargadísimos con los vinilos y que la tecnología nos facilita mucho el trabajo, sobre todo el acceso a la música, pero se ha perdido mucha humanidad», afirma.

De sus primeros años como profesional echa de menos ese compañerismo que existía entre «colegas de profesión» y, sobre todo, que «todo era un poco más divertido». Las limitaciones horarias, la bajada del ritmo de la música (de 135 a 127 bits por minuto) y el cambio de la audiencia han supuesto «la entrada» a otra era.

«Antes parábamos para tomarnos un chupito, ahora para ir al baño a hacer ´selfies´», bromea el pinchadiscos, que sin entrar a valorar qué es mejor o peor, reconoce que la noche se ha vuelto un poco más «superficial». «Me parece que hay una preocupación excesiva de la imagen que no estaba cuando yo empecé», asegura.

Critica que la música electrónica no se considere un producto cultural y se asocie a las drogas, al alcohol, «a las peleas y a la mala gente». «Evidentemente, eso existe, pero también en un gabinete de abogados o de constructores, no es sectorial», especifica. Por eso le gustaría que los representantes políticos tomaran ejemplo de países como Alemania, dónde el tecno se considera un «gran atractivo cultural» y no algo «que de verguenza apoyar en público». «El día que yo sea alcalde de València, el ´per ofrenar´ sonará en rollo tecno», afirma con ironía.

El músico y productor asegura que en un DJ es imprescindible tener «mucha conexión humana, humildad, psicología y gusto musical» y reconoce que aunque a lo largo de los años ha ido cambiando su repertorio musical, «la psicología de sala» nunca la ha perdido. «No puedes centrarte en ti mismo, hay que mirar a tu alrededor», afirma.

Este verano, comenta en primicia, podremos verle en el Medusa Sunbeach Festival, pero «no en el escenario ´remember´». «Yo voy siempre para adelante, no me gusta pinchar lo mismo que hace 20 años» asegura.

Después de una larga trayectoria,todavía tiene algún sueño por cumplir. «Me gustaría actuar en cualquier club alemán y en el templo del tecno español, la sala Florida 135 en Huesca».

El collar de los siete chakras, que simboliza su unión con Ibiza, y el tatuaje que asoma en ambos antebrazos, definen muy bien el espíritu de este pinchadiscos veterano: paz, buen humor y una vida dedicada a la música tecno.