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Entrevista

Rosa Ribas: "Todos tenemos algo oscuro dentro, deseos casi inconfesables"

La novelista presentó ayer en València su último libro, Premio Novela Letras del Mediterráneo 2017

Rosa Ribas: "Todos tenemos algo oscuro dentro, deseos casi inconfesables"

«La luna en la minas» está ambientado en un pueblo del Maestrazgo de Castelló, ¿qué le hace elegir este entorno?

Mis abuelos son de allí y pasamos juntos muchos veranos. Es una zona muy agreste y para mi era un «shock» porque yo venía de Barcelona, del Prat, que era mucho más urbano. Todavía me sorprende el control social que existe en pueblos tan pequeños.

Así empieza su libro, todo el mundo controlando por la ventana como el padre sale de casa.

Sí, es un poco esa idea. En cuanto el hombre sale con el niño, todo el pueblo esta ahí. Quería describir esa sensación de no ver a nadie pero saber que todo el mundo te está vigilando.

¿Qué quiere transmitir con el personaje fantástico del hombre lobo, ese «bebé bestia»?

El eje de la novela es contar la historia de la emigración española hacia Alemania. Pero no quería que fuese realista, por eso busqué un personaje que para mi es el más humano: el hombre lobo, o la parte oscura que todos llevamos dentro.

¿Y qué relación tiene con la inmigración?

Cuando vives fuera eres un ser extraño. Las personas tendemos a ver como brutos a los que no son de nuestra cultura, los animalizamos un poco. Creo que este personaje representa con fuerza esa parte animal con la que se ve al forastero y con la que todos lidiamos a nivel interno.

¿El hombre lobo representa el mal, el Mr. Hyde que todos albergamos?

El lobo en sí no es malo, mata por necesidad. Joaquín (el protagonista) está siempre en lucha con esa parte que no puede controlar. La lucha eterna del ser humano contra sus pulsiones. Sabe que hay un día al mes que no puede evitar nada, a no ser que se encierre 800 metros bajo tierra.

Trasladado a la vida real ¿a que podría compararse esa «luna llena» que nos saca la parte animal?

Todos tenemos algo oscuro dentro de nosotros, deseos inconfesables y secretos. A veces se escapan, la expresión «estar fuera de si» es esto. El hombre lobo no es un monstruo, somos todos.

¿Eso es lo que quería contar con esta historia?

Quería hablar de lo que es ser forastero en todos los sentidos. Es mi vivencia personal, vivo en Alemania casi 30 años, pero todavía percibo que soy extranjera. También quería mostrar el sufrimiento del ser extraño, para que se empatice desde los sentimientos y nunca vea al monstruo.

¿Cree que es fácil para el lector hacer ese ejercicio de empatía y reconocerse en un personaje tan fantástico?

Sí. Porque es muy humano. Hasta ahora el «feedback» que me llega es ese, que vas con él, vives con él, te enamoras con él y siempre piensas: por favor que no pase, que no salga la bestia.

Metafóricamente, ¿quién es el padre de Joaquín, el origen de «la maldición»?

Diríamos que es la guerra. El hombre lobo es hijo de la adicción a la sangre. No puedo desvelar más.

Normalmente suele escoger protagonistas femeninas, ¿por qué esta vez no?

Es la segunda vez que tomo un protagonista masculino. Lo hice en mi primera novela y ahora en esta. Me parecía que jugar con la opción de una mujer habría sido llevar el mito del lobo demasiado al extremo.

¿La elección de protagonistas femeninos en las otras novelas fue algo intencionado?

Sí. Buscaba perfiles femeninos complejos, mujeres fuertes en su trabajo. Las más conocidas son Cornelia y Ana, una mujer del siglo XXI y una de los años 50, me cuesta desprenderme de ellas.

Ana y Cornelia han tenido continuidad, ¿la historia de Joaquín tendrá segunda parte?

No, es una novela cerrada. Esta vez me lo plantee diferente.

Su primera novela es de 2006, ¿la pasión por la escritura le llegó tarde?

Siempre he escrito, pero me imponía mucho mostrarlo porque es exponerse mucho. Toda la vida he sabido que quería ser escritora, pero temía empezar y que me dijeran que no valía. Hasta que me dejé el trabajo en la universidad y ahora, desde 2008, me dedico a esto.

¿Valió la pena?

Sí, no me he arrepentido nunca. Solo quiero escribir, no quiero hacer otra cosa. Pensé que aunque me saliese mal habiendo estudiando filología hispánica ya había empezado mal mi carrera de millonaría (bromea).

¿Sus historias volverán al entorno rural de Castelló?

De momento, me vuelvo a la ciudad. Los próximos proyectos serán más urbanos. Pero no lo rechazo, el contraste campo ciudad me gusta. Una curiosidad, ¿es verdad que todavía escribe sus novelas a lápiz?

Sí. No salgo sin un lápiz de casa, es como mejor se escribe en cualquier lugar, hasta en el tren. Cuando se me quedan pequeños los guardo, tengo un montón. Ahora recopilo historias sobre ellos y mi sobrino las ilustra.

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