«Fue amor a primera vista. Sabía que podría pasar el resto de mi vida con este violín». Son palabras del francés Renaud Capuçon (1976) sobre el instrumento que toca desde hace algo más de diez años: un violín Panette, fabricado por el luthier italiano Bartolomeo Giuseppe Antonio Guarneri (también conocido como «Guarneri del Gesù») en 1737 y que fue propiedad del célebre violinista Isaac Stern durante 50 años.
Capuçon llega hoy al Palau de la Música de València, donde interpretará junto a la Orquestra de València y bajo la dirección de Alexander Liebreich (Alemania, 1968), obras de Toshio Hosokawa, Max Bruch y Richard Strauss.
La «joya» con la que el violinista francés regresa al auditorio valenciano -ya ha actuado dos veces allí, en 2006 y 2007- cuenta con una historia minuciosamente registrada dada su relevancia. De su procedencia se sabe que fue fabricado por Guarneri del Gesù en 1737, un luthier cuyos violines tienen un prestigio y valor comparables a los de Antonio Stradivari.
El primer propietario de este instrumento del que se tiene constancia es el fabricante francés de violines Jean Baptiste Vuillaume, quien lo tuvo hasta 1847. Entonces y hasta 1926 lo poseyó el vizconde de la Panette y la marquesa de Balatre. En aquel año fue vendido al magnate estadounidense Rodman Wanamaker, para pasar en 1929 manos del coleccionista de arte Ralph Hubbard Norton. Sin embargo, uno de los propietarios más reputados fue el violinista Isaac Stern (Ucrania,1920-Nueva York, 2001), quien lo conservó desde 1945 a 1994. Se sabe que a mediados de los años 40 del siglo pasado Stern lo adquirió por 65.000 dólares. «A veces hay una profunda afinidad psicológica entre un instrumento y su intérprete. Ciertamente me he sentido así en cuanto a mi Guarneri del Gesù», dijo el maestro ucraniano sobre el instrumento que lo acompañó durante medio siglo.
Cedido por el BSI Bank suizo
Ya en 1994 lo adquirió el coleccionista privado David L. Fulton, para formar parte en 2005 de los fondos del BSI Bank de Suiza, entidad que lo ha cedido a Capuçon. Según ha podido saber este periódico, el violinista francés guarda el valioso instrumento en un estuche especial que lo protege de posibles condiciones ambientales adversas.
Discípulo del propio Stern, el músico francés ha llegado a decir, en la misma línea que su maestro, que «cuando conocí el Panette, fue un poco como cuando conocí a mi esposa. He tocado grandes instrumentos, pero nunca he sentido esta conexión». Ha reconocido que fue «intimidante» poner sus manos sobre el mismo violín que Stern, cuyo sonido dice que es «suave y redondeado».
Y con esa joya del siglo XVIII, que ha pasado por manos de los más exquisitos expertos de los últimos 280 años, llega hoy al Palau de la Música, donde, a través de sus cuerdas sonará Meditation, de Hosokawa; el Concierto número 1 para violín y orquesta en Sol menor op.26 de Bruch, y Muerte y transfiguración, de Strauss. Será la tercera actuación del músico galo en el auditorio del Paseo de la Alameda, pero el debut del director alemán, que se ha puesto al frente de formaciones tan prestigiosas como el Concertgebouw de Ámsterdam, Radio de Baviera, Nacional de Bélgica y las filarmónicas de Dresde y Munich, entre otras. Liebreich ha actuado con grandes solistas internacionales como Batiashvili, McFadden, Zimmermann y Vengerov, y realiza proyectos innovadores, como en 2002 en Corea del Norte y Corea del Sur con la Junge Deutsche Philharmonie. En 2011 fue nombrado director artístico del Festival de Tongyeong en Corea del Sur. Estudió con Abbado y Gielen, y ha ganado el Premio Kirill Kondraschin de Dirección.
Renaud Capuçon fue elegido por Abbado como concertino de la Joven Orquesta Gustav Mahler. Ha realizado giras con las filarmónicas de Israel y Berlín, y Orquesta del Mariinsky. Actuará con Dudamel, Royal Philharmonic y Dutoit, realizará conciertos con la Nacional de Francia y Gergiev, y recitales con Buniatishvili y Angelich.
