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Crítica musical

Damián Martínez, violonchelo en plenitud

Obras de Stravinski, Chaikovski y Ravel

palau de la música

Orquesta de València. Programa: Obras de Stravinski («El pájaro de fuego»), Chaikovski («Variaciones sobre un tema rococó, para violonchelo y orquesta») y Ravel («La valse»). Solista: Damián Martínez (violonchelo). Director: Jacek Kaspszyk. Lugar: Palau de la Música. Entrada: Alrededor de 1700 personas (prácticamente lleno). Fecha: 9 junio 2017.

Hace apenas un mes el violonchelista Damián Martínez dejaba muestra de su depurada categoría artística y resortes técnicos en un recital ofrecido en el Palau de la Música, dentro del ciclo de conciertos de la Sociedad Filarmónica. El viernes ha retornado a la misma sala para poner su sonido, grande, redondo, abierto y perfectamente regido al servicio de las concertantes Variaciones sobre un tema rococó de Chaikovski. Si entonces fue acompañado por la pianista Marta Moll -con la que forma el Dúo Cassadó- ahora lo ha sido por la Orquesta de València, correcta y sólo discretamente gobernada por el maestro polaco Jacek Kaspszyk.

Las Variaciones rococó requieren como solista un artista de particulares cualidades. No sólo para resolver sus imbricadas exigencias técnicas, sino sobre todo capaz de reconstruir el delicado y complejo entramado que, desde su irrenunciable romanticismo, Chaikovski teje recreándose en el arcaísmo del sencillo motivo original que nutre cada una de las variaciones. Una a una, sin que el detalle enturbiara al conjunto, Damián Martínez las fue recreando con orfebreril elocuencia y lucidez. Siempre con ese sonido ancho, directo, afinadísimo y bien proyectado que tanto distingue su inconfundible manera interpretativa. Fue una versión de artista en plenitud. De hondo calado, finamente calibrada y decididamente alejada de lacrimógenas banalidades y excesos. Su virtuosismo inteligente es así soporte para cumplir la más noble misión del intérprete: animar y trasladar al oyente la obra de arte. Cosechó, claro, un encendido y rotundo éxito correspondido con un Bach de cortar el aliento.

La actuación de Damián Martínez marcó el punto álgido de un programa en el que también se escucharon dos obras tan relevantes del siglo XX como La valse de Ravel y El pájaro de fuego, de Stravinski. Una y otra con el fondo siempre del ritmo, del ballet. Ambas armadas en orquestaciones tan excepcionales como exigentes. La Orquesta de València hizo gala de su buen estado de forma, tanto en su conjunto como en las sustantivas intervenciones solistas que se suceden en ambas obras maestras. ¡Estupenda la trompa María Rubio en El pájaro de fuego! También las intervenciones del clarinete solista Enrique Artiga y del fagot invitado. El maestro Jacek Kaspszyk cuidó detalles y concertó con corrección. Pero faltaron elementos tan cardinales como el fuego expresivo en el ballet de Stravinski o la morbidez y sensualidad que alientan la exuberante apoteosis raveliana del vals.

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