«1, 2, 3...¡slam!». Así comenzó una de las jornadas más esperadas del festival de poesía oral y escénica de València, Vociferio, que ayer decidió hacer un hueco entre su programación para incluir lo que es ya un fenómeno cultural, el «Slam Poetry». «Es complicado entender el concepto, pero cuando ves la competición, todas las dudas se disipan», aseguró uno de los asistentes a la «Slam poetry party», el concurso de poetas que tuvo lugar ayer en la explanada del IVAM. Se trata de una «batalla de gallos» donde el público decide quién gana. Para conseguirlo, estos juglares deben poner toda su creatividad compositiva y esforzarse por transmitir a través de gestos todo aquello que expresa el poema.

Uno de los aspectos más característicos del «slam» es su componente teatral. Sin embargo, a diferencia del rap, en esta competición hay una menor presencia de la improvisación, ya que los poetas recitan aquello que han podido componer y ensayar con anterioridad.

Ayer se enfrentaron algunos de los pesos pesados del «slam» en España: el barcelonés Dante Alarido, campeón de España 2014 y 2016; el mallorquín Daniel Martínez Bauzá, subcampeón de España 2014; la mallorquina Alba Ripoll, ganadora de Slam Mallorca; Silvia Nieva, ganadora de Slam Madrid; y Mississippi, campeona de Slam València. Este último es el seudónimo de Marta Fornes, una profesora de primaria de 25 años. Ella describe el «slam» como un acto permormático que busca la agitación emocional del espectador de manera directa, mirándole a los ojos. El pasado viernes viajó a Ciudad Real para participar en la Slam Poetry de España representando a València. Se quedó a las puertas de la clasificación final con 60 puntos de 80.

Antes de enfrentarse a una competición, Marta se encierra varios días en su habitación para prepararse. Trabaja sobre una idea y escribe. Luego, recita el poema. Si le gusta, se filma. Esa grabación es la primera de muchas, ya que el objetivo es transmitir, y no sólo con el verso. «Me grabo para estudiar sobre mi gestualidad. Me lleva mucho trabajo», asegura la poeta. Las creaciones de Marta tienen en común la crítica social y el humor. «¿Qué somos? Cuerpos. ¿De qué nos quejamos? De nada». Es lo que recitó la valenciana ayer sobre la explanada del IVAM.

Fores «se entregó» al «slam» durante el tiempo en el que estuvo viviendo en Barcelona. Allí empezó a admirar a poetas como Salva Soler o Isa García. En València, los reductos de la poesía recitada y «slam» son Espai Llimera, El Volander, La Fábrica de Hielo o el Kaf Kafé.

Los niños, el nuevo nicho

Una de las aficiones de Fornes es la creación de poesía infantil, con la que imparte talleres para niños de entre 7 a 9 años. «Las clases se centran en la poesía visual, con el objetivo de enseñar a los niños a que adopten la visión del poeta sobre la realidad». Una de las actividades más populares de sus talleres es la «transformación» del nombre propio en objetos que puedan parecerse a las letras. «La ‘m’ puede convertirse en unas montañas y la ‘t’ en una palmera. Así aprenden a evolucionar hacia la visión del poeta, la que te permite ver el otro lado de las cosas», asegura.