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Obra

Poesía callejera

Marcos Gil escribe versos transgresores, descriptivos, se aleja de lo convencional con historietas, chascarrillos y reflexiones - El estudiante ha editado su primer libro y lo vende a pie de calle con un mensaje: «Acércate, tócalo, huélelo, léelo, chúpalo, aunque mi poesía a veces sí muerde»

Poesía callejera

Hace tres años que Marcos escribe poesía. No rima, ni tiene una estructura clara en sus piezas, apuesta por el verso libre. La rima «me chirría», dice. Es solo una mala racha, una mala vida es su primer libro editado por la editorial Círculo Rojo pero no es lo único que ofrece. El estudiante de Comunicación Audiovisual se planta en la puerta de la biblioteca de la universidad con su libro editado y su «librillo» titulado Balas en la recámara. Este último es más modesto y recopila, según dice, los poemas «más maduros». Con un cartel de cartón y un mensaje a rotulador anima a la gente a acercarse a leerle. «Sin compromiso».

«Busco que haga sentir algo»

Marcos se expresa con una poesía transgresora. «No es convencional», apunta. Pero el tiene muy claro por qué la escribe así y qué quiere provocar en los lectores que eligen sumergirse en el océano del verso.

«Busco que te pique en algún sitio y digas ´esto no me lo había planteado así´, busco que te haga sentir algo», explica. Para el joven, ese es su punto de vista de la transgresión: romper esquemas, traspasar los límites que el lector espera que no superes. «Me mola cuando alguien que para y le echa una ojeada al libro se ríe, entonces, yo miro de reojo y pienso ´he puesto una coña para que te rías´».

Los escenarios en los que tienen lugar las historietas de Marcos se enmarcan dentro de la cotidianidad. «Lo que más me gusta escribir son poemas que hablan de cosas que me pasan. Voy al supermercado, presencio determinada situación o tengo una reflexión y siento que tengo que escribirlo».

«A veces pienso que hay algo que solo me ha pasado a mí, pero con el tiempo te das cuenta de que esa sensación la han tenido muchas otras personas. Lo escribo e intento que el lector llegue a esa misma conclusión», explica.

Marcos encuentra metáforas en sus vivencias del día a día, o así lo identifica él. Entonces, las palabras salen solas. «El lenguaje que utilizo no tiene nada que ver con la ´poesía elevada´ o ´erudita´, como yo la llamo, mi poesía es también oral, espontánea», «como la vida misma», añade.

Habla en sus poemas sin tapujos. Simplifica y clarifica con su estilo «de calle», la realidad que, muchas veces se difumina ante los ojos de la cotidianidad.

Pero el joven escritor ha concluido en que «cuanto más atrevido es lo que pones sobre ti, más gusta, porque la gente por un lado o por otro conecta». Según explica, cuando él escribe alguna idea en verso crudo busca expresarse pero también provocar reflexión en el lector. «Cuando consigo que alguien reconozca un sentimiento que pensaba que no tenía pero al leerlo se siente identificado me alegra». «Me llena ver que lo que escribo cala».

Carácter visceral y original

Sus «padres» poéticos tampoco son convencionales. Aunque Bukowski fue el primer autor que hizo despertar su interés y «gusanillo» por el verso, Marcos se fija en artistas como Kutxi Romero, el compositor del grupo Marea.

«Tiene un estilo llamativo, no se anda con rodeos, muy directo, de contar historietas...se acerca al relato corto y a contarlo todo un poco sin censura», explica. «Él utiliza expresiones populares o vulgares de su vida cotidiana que, a mi gusto te hace conectar más con el mensaje», subraya. Sin embargo, el joven admite que le cuesta encontrar poetas que le lleguen fuerte. Para que eso ocurra, dice, tiene que ser algo original y visceral, que salga de dentro. «Si es visceral, es original. Si te sale de dentro, es original. Eso es lo que yo busco», concluye.

La poesía que le inspiró fue la de las canciones. La música, según cuenta, tiene mucho de poesía y fue la primera puerta que Marcos abrió hasta llegar al mundo del verso libre.

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