El juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno dictó ayer prisión eludible bajo una fianza de 100.000 euros para los tres socios de la SGAE detenidos el martes, aunque les dejó en libertad dándoles un plazo de 72 horas para que abonen la caución.

Se trata de tres de los dieciocho arrestados el martes, concretamente Rafael Tena -hermano del fallecido cantante Manolo Tena-, Manuel Carrasco y Fernando Bermúdez, a los que el magistrado imputa delitos de corrupción en los negocios, estafa y pertenencia a organización criminal, han informado fuentes jurídicas.

El resto de detenidos fueron puestos en libertad por la Policía Nacional. Los tres detenidos son socios de la SGAE, cuya sede fue registrada el martes, ya aparecían en la lista que hizo el expresidente de esta entidad Antón Reixa en 2013. En esa lista mencionaba a once personas como los principales promotores de «la rueda», una práctica consistente en una fraude en el cobro de derechos de autor de piezas musicales emitidas en televisión.

Rafael Tena es el cazatalentos encargado de realizar el casting del popular programa televisivo «La Voz».

«Falsos arreglos»

Además de en la SGAE, los agentes requirieron también información a TVE, Telemadrid, Euskal Irrati Telebista (EITB), Castilla-La Mancha Televisión (CMM), Radiotelevisión Canaria, Televisión de Aragón, TPA, del Principado de Asturias, la televisión autonómica Murcia 7RM y la autonómica balear (IB3), entre otras cadenas.

El «entramado» creaba «música de baja calidad» y registraba «falsos arreglos» sobre obras musicales de dominio público para después ponerlas a nombre de testaferros y empresas editoriales.

El objetivo era emitirlas en programas nocturnos y generar derechos de autor, a través del pago de estos derechos realizado por la SGAE en sus liquidaciones. Para conseguir esos contratos de emisión contaban con personas en el seno de las televisiones que los facilitaban a cambio de la cesión de determinados porcentajes de derechos y una contraprestación económica.

Esta cesión de derechos de obras musicales "falsas" convertía a las cadenas en titulares de derechos de las obras, generándoles un «retorno» en función de los minutos y franjas horarias en las que eran emitidas en sus programaciones y que la SGAE abona en sus liquidaciones semestrales.