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Cosmogonía flamenca

XXI Festival de Jazz. Sala Rodrigo del Palau de la Música de València

Jorge Pardo «Djinn». 25 junio.

Músicos: Jorge Pardo: flauta y saxo; Rycardo Moreno: guitarra; Tony Romero: teclados; Pablo Báez: bajo; David Bau: batería; Alana Sinkey: artista invitada.

La honestidad serena de Jorge Pardo es el marco en el que se desenvuelve la libertad de Djinn, el último proyecto de este taumaturgo flamenco. Atrevimiento y mestizaje entre lo orgánico y lo electrónico para incomodar a la tradición, para avivarla y sacarla a relucir. Cuando llevas una vida vinculado a la raíz, auscultando cada palo, el flamenco, cortés, te permite la transgresión de su esencia. Permiso concedido a la psicodelia y al atrevimiento de afrontar etiquetas sobre las que deconstruir un flamenco de sonoridad no acostumbrada. Las introducciones se expandían desde el disparador de efectos de Pardo como paréntesis temporales destinados a invocar al duende. Así, la música caminó hacia atrás en busca de ancestros orientales mientras perseguía a la modernidad con la tenacidad y la simetría del empaque del groove. En la noche los ritmos ternarios tejieron una pasarela para que caminaran los ecos de otros géneros, dando sentido a la exploración, el verdadero cometido de Djinn. Una guitarra española traducida por un pedal, improvisaciones, efectos y patrones mántricos, casi espectrales, envolvieron la espiral creativa generada por el quinteto. No hubo diferencias insalvables para la música que, puesta al servicio de la interacción, originó un diálogo expresivo disfrutado de dentro afuera del escenario. Con el fraseo de los saxos y el nervio de la flauta, arrojados como luz blanca, no hubo duda de la presencia del duende. Y ese duende sufrió la fuerza de unas sacudidas de bajo y batería propias del rock o el metal, un denso maremoto del que emergía intacta la pureza de una soleá, una taranta o una bulería. Zarandeo de ritmos y quebrantas normas estéticas, resonancias de otras dimensiones, un todo generador del caos del que nació desnuda, en cada tema, la pasión flamenca: único y verdadero núcleo del corazón Pardo.

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