Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un año sin Víctor Barrio

La presente edición de la Feria del Ángel se ha planteado como homenaje al torero fallecido

Un año sin Víctor Barrio

El último festejo de la Feria del Ángel de 2016 tiñó de negro el planeta taurino. Un joven torero de tan solo 29 años, que luchaba por abrirse sitio en el exigente escalafón de matadores, entregaba su vida por un arte que honró y respetó hasta exhalar su último aliento. El parte médico de los responsables de la enfermería del coso taurino turolense no dejaba lugar a dudas. Su responsable, la cirujana Ana Cristina Utrillas Martínez, daba la peor de las noticias: "Certifico la muerte del torero Víctor Barrio Hernanz, a las 20:25 horas, tras sufrir cornada en tórax derecho. Se realizan maniobras de resucitación cardiopulmonar (€) Se realiza toracotomía derecha, apreciando perforación del pulmón derecho, rotura de la aorta torácica con disección posterior hasta hemitórax izquierdo".

La corrida fue suspendida por expreso deseo de Curro Díaz, director de lidia del festejo, al conocerse la triste noticia. El matador linarense se sinceraba con Levante-EMV meses después de la tragedia: "Todos los compañeros sabíamos que había pasado algo gordo. En esos momentos experimentas una sensación visceral de amor-odio. Recuerdo que no fui capaz de matar bien al toro. Simplemente no tenía fuerza interior para hacerlo. El toro no me miraba con una expresión mala, de las que te quieren coger. Ponerme delante de Lorenzo y -a continuación, torear a gusto al siguiente, que fue un toro extraordinario de Ana Romero- fue como volver a mi persona. El toreo me vuelve a salvar de una situación durísima. Cuando salió el cuarto, me olvidé de todo y me puse a torear. Ahí pasé todo el mal rato y creo que fue una suerte poder encontrarme con ese ejemplar, me lo tenía reservado Dios para poder olvidar la tragedia".

Los días siguientes al fatal suceso fueron de una sensibilidad extraordinaria de todos los estamentos de la fiesta. El entierro del joven espada fue una demostración de unidad ante la fatalidad como pocos colectivos consiguen en el mundo, que ni algunas desafortunadas reacciones al fallecimiento del torero en redes sociales lograron ensombrecer.

Raquel Sanz, viuda del diestro nacido en Grajera (Segovia), vivió con singular entereza la desparición de su marido. Meses después, recordaba en una entrevista concedida a Levante-EMV que su Víctor era una persona "buena, risueña y agradecida. Siempre hacía reír al que tenía al lado y estaba dispuesto a ayudar a los demás. También tenía mucho genio, pero era de enfado breve. Se le olvidaba rápidamente por lo que se había discutido y volvía a reírse. Tenía momentos de soledad, de escaparse con su muleta y su capote, pero le gustaba estar con la gente y aprender de ella".

La vallisoletana Feria de San Lorenzo se abrió en septiembre con una corrida homenaje al malogrado diestro en la que se acartelaron toreros de la importancia de José Tomás, Morante de la Puebla, El Juli, Talavante, Manzanares y Padilla. La presente Feria del Ángel se ha planteado como un homenaje a la figura del malogrado coletudo. El primer acto fue el descubrimiento de una placa en la plaza de toros turolense en recuerdo de Víctor Barrio y ayer tarde, el valenciano Enrique Ponce encabezó el cartel que, junto a los dos diestros que acompañaban a Víctor Barrio la trágica tarde -Curro Díaz y Morenito de Aranda- puso el broche final a un serial marcado por el recuerdo del segoviano. Eterno Víctor Barrio.

Compartir el artículo

stats