El arte abstracto es sinónimo de modernidad. El IVAM dispone de una de las mejores colecciones de abstracto, así que la exposición «La eclosión de la abstracción. Línea y color en la colección del IVAM», que se inaugura el 20 de julio, se presume antológica.
La muestra comisariada por el director del IVAM, José Miguel G. Cortés, y los conservadores del museo Josep Salvador y Mª Jesús Folch, recorrerá la creación artística abstracta desde la posguerra hasta nuestros días. Uno de los periodos claves en la historia del arte español, con atención a los artistas valencianos que destacaron en el uso del lenguaje constructivo y racional.
La exposición ocupará las galerías 4 y 5 del IVAM, 10 salas en total, y se exhibirán cerca de 150 obras, algunas de grandes dimensiones. La muestra recorrerá temática y cronológicamente los movimientos que surgiendo desde mediados del siglo XX a raiz de la profunda crisis de racionalidad abierta por las investigaciones de la llamada vanguardia histórica.
El crítico valenciano Vicente Aguilera Cerní (València, 1920 - 2005) tuvo un papel esencial en el impulso de lo abstracto. Autor del Diccionario del Arte Moderno (1979), Aguilera fue el impulsor de grupos artísticos como «Parpalló» (1956), «Crónica de la Realidad» (1964) y «Antes del arte» (1968); y director de las revistas Arte vivo y Suma y sigue del arte contemporáneo, auténticos revulsivos creativos en la España franquista.
El boom artístico valenciano fue paralelo al incipiente periodo de transformación en la España de finales de los 50, donde surgieron dos corrientes artísticas relacionadas con la abstracción: la de orden gestual, representada por el grupo «El Paso», y la de carácter geométrico, que encontró en el «Arte Normativo» su mayor exponente.
Grupo Parpalló
El Grupo Parpalló se sitúo en la primera generación del orden gestual, aunque entre sus miembros Sempere prefirió trabajar sobre los fenómenos perceptivos; Monjalés y Doro Balaguer utilizaron un lenguaje informalista; Salvador Soria optó por el elementalismo geométrico; Manolo Gil se adhirió a los postulados oteizanos; y Andreu Alfaro convirtió el movimiento en un componente más de la escultura.
Vicente Aguilera Cerni, junto con los también críticos Antonio Pericás y José Moreno Galván reunieron tanto al Parpalló como a otros artistas que dirigieron sus esfuerzos a la experimentación geométrica del espacio en la «Primera Exposición de Arte Normativo Español», celebrada en el Ateneo de Valencia en marzo de 1960, con el objetivo de utilizar el arte como un instrumento de transformación social bajo una estética constructiva.
La segunda generación del arte abstracto apareció con la idea de la obra de arte como una comunicación entre el autor y el observador. Colectivos como «Mente», «Antes del Arte» y el «Seminario de la Generación Automática de Formas Plásticas» del Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid, basaron su actividad en las estructuras de repetición modular y las combinaciones bipolares de lo positivo y lo negativo, entre otros conceptos.
Artistas como Soledad Sevilla o Jose Mª Yturralde fueron los máximos exponentes de esa corriente que separó el proceso de concepción de la ejecución mecánica de la obra.
