Para un festival que no vende tanto un gusto musical como una experiencia de vida es capital que los grupos que debutan, o los que repiten, aseguren que el concierto en el FIB es y sigue siendo «especial». Que el Festival Internacional de Benicàssim no fuera uno más en el calendario de giras fue un objetivo primordial en los inicios de la cita, porque suponía una vía de acceso a los grupos foráneos. El FIB, que ayer activó su poderosa maquinaria aupado por el multitudinario concierto de The Weeknd, es un evento cultural pero también vacacional, incluso para los que trabajan, y esa voluntad de pasarlo bien sigue marcando el carácter del festival, encima y debajo de los escenarios. «El FIB es especial siempre», afirmaba en la previa Jorge Pérez, de Tórtel, que actuó entrada la noche, parte de la representación valenciana. «Al FIB vamos a disfrutar», remataba Carlos Chiner, líder de Gener, horas antes de abrir la programación en el escenario Visa.

Cuando viajar a Inglaterra a contratar bandas era un desafío de alto riesgo, en los primeros años del festival, la mejor carta de presentación era la recomendación de los propios colegas de oficio. Los primeros grupos extranjeros que tocaron en Benicàssim volvían a casa y hablaban de ese festival pequeñito pero emergente, en un rincón mediterráneo de la soleada España, con la playa al lado y la vida latente, que contrastaba con el barro de los macroeventos británicos. La piscina del actual recinto, ya soterrada, añadía un plus a la mitología del Benicàssim feliz y primigenio. El FIB encontró una vía para seducir a los grupos no solo con dinero.

Muchos de los músicos valencianos de la actualidad, a su vez, han crecido contando los veranos en anécdotas fiberas. «Para nosotros tocar en el FIB», explica Jorge Pérez en la analogía, «es lo mismo que para un chaval que ha crecido siendo del Valencia, y le gustaba Arroyo y lo veía jugar en Mestalla, y tiene la oportunidad de debutar con él un día». Tórtel compartió cartel ayer con algunas de las bandas que sus miembros han escuchado y les han influido desde el principio de los tiempos. «Recuerdo de chaval muchos y buenos conciertos, desde los años del velódromo en edad adolescente», indica, «venir al FIB era una aventura. Incluso el año del diluvio aquel, que no sabíamos donde meternos, pero estabas con tus amigos y todo eran experiencias de las que aprendías».

Todo ese legado hace del FIB «un pionero que mantiene un aura que no se da en otros festivales», añade el alma de Tórtel, que ha visto cómo ha ido cambiando con los años tanto el festival como la escena que lo rodea. «Nosotros hacíamos gala de un cierto amateurismo como respuesta a la generación anterior. El indie no era un género o un tipo de sonido como se vende ahora, sino una opción, una identidad, la de vivir al margen». Jorge evita eso sí la trampa nostálgica que todo lo endulza. «Los grupos de entonces me siguen gustando pero quizá ya no me motiva tanto verlos. Tengo curiosidad por ver espectáculos potentes como The Weeknd, y cosas nuevas. Todos estos jóvenes que hacen rap o trap, y que tienen una mentalidad ambiciosa que antes no teníamos, quizá como nosotros entonces para responder a la generación previa, dándole la vuelta, me parece un fenómeno muy interesante».

Lo nuevo

La «curiosidad» de Tórtel se amplía con Gener, la otra gran referencia valenciana del inicio del festival. Carles Chiner, su líder, al contrario que varios de los miembros de la banda, no ha estado nunca en el FIB, y por eso lo afronta «con muchísima curiosidad». Es un tipo de evento, el del festival grande, «que no me va demasiado», admite, un matiz que convierte la actuación «en un reto». «Es enfrentarte a algo completamente nuevo en un festival con gran tradición. Lo tomamos como un regalo y vamos con muchas ganas. Llegamos rodados de otros conciertos así que seguro que lo vamos a disfrutar».

Gener prolonga la vía valencianoparlante que explora el festival en los últimos tiempos. Hace unos años, los castellonenses Pleasant Dreams reivindicaron el folclore local con una lograda versión de La Panderola. Los mallorquines Antònia Font y los catalanes Manel allanaron el camino hasta que el año pasado actuó el primer grupo valenciano con un repertorio íntegro en la lengua autóctona: los alicantinos Mox Nox. Carles destaca en ese sentido la consolidación de este tipo de grupos «sin ningún complejo». «La verdad es que en la música que solía programar el FIB los grupos que nos expresamos en valenciano no éramos muchos, aunque tanto los que eran excepción como otros de diferentes géneros podrían haber venido antes». Como apunta Jorge Pérez, «no sé si estoy o no estoy a favor de imponer cuotas, pero sí es interesante que todo el mundo que va al festival se vea reflejado en los escenarios, también con grupos e intérpretes femeninas».