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Genialidad

Archie Shepp Quartet

palau de la música

Archie Shepp: saxos; Steve McCraven: batería; Carl Henri Morisset: piano; Matyas Szandai: contrabajo. 15 Julio, Festival Jazz Valencia-Sala Iturbi el Palau de la Música

Oscurecida la Iturbi, un silencio prolongado incrementó las expectativas de contemplar a una pieza de la historia viva del jazz. Archie Shepp alcanzó su taburete lentamente, arrastrando los pies y lidiando con el alza del zapato. Pero esa lucha contra los años desapareció en cuanto la base rítmica arropó el haz sonoro del saxofonista en nombre del buen swing. Con ellos la música caminó flexible y robusta para brindarle un camino raso sobre el que poder moverse liviano en una bella atmósfera de atemporalidad.

Shepp sacudió la realidad de su cuerpo, divorciándose de la fuerza de la gravedad para dejarse levitar con su sonido, ese último recurso con el que disfrutar de su propia libertad. Una apasionada simbiosis con el tenor en el contacto con la boquilla, representándose a sí mismo en esa gestualidad tan suya: la sinceridad de unos vivos ojos saltones, dos figuras negras brillantes bajo la amable ligadura de sus cejas.

Toda la verdad se concentró en el blues, autenticidad de las historias que el octogenario Shepp guarda en el bajo vientre. Sólo la serpiente eléctrica del blues lo rescató del taburete, desobedeciendo la dictadura de la curva de su columna, y levantándolo con aplomo para mirar a su público como quien besa de ojos abiertos.

El ramo de la noche incluyó composiciones propias, un brindis a Duke Ellington, temas up-tempo que resolvió sin que le temblara el sombrero, y la calidez de baladas y aires de bossa.

Así, el temple grueso del tenor y los relatos ternarios que rasgaron su garganta conciliaron con susurros de aire y matices líricos pronunciados con el soprano. Y llegó la hora de marcharse, pero el palmeo del público ofrendando ánimo como quien empuja a un atleta para un último esfuerzo, motivó el regalo de despedida de Round Midnight, emblema con el que Archie Shepp despidió con genialidad el XXI Festival de Jazz de València.

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