El director del Institut Valencià d´Art Modern (IVAM), José Miguel G. Cortés, puso ayer nombre y apellidos a la «La eclosión de la abstracción. Línea y color en la colección del IVAM». Junto con los otros dos comisarios de la exposición, Mª Jesús Folch y Josep Salvador, presentó un conjunto de piezas artísticas de carácter abstracto desarrolladas desde la posguerra hasta finales del siglo XX, en las que, a través del soporte, la luz y la línea, los artistas crearon un nuevo lenguaje.

Doce salas en 2.000 m2

Para ver esta «exposición magnífica», que es como la calificó Cortés, los visitantes pueden pasear por los 2.000 metros cuadrados distribuidos en las 12 salas que el museo ha destinado para dar cabida y voz a 150 obras de artistas valencianos como Eusebio Sempere; nacionales, como Antoni Tàpies, e internacionales, como Richard Serra.

Mención especial merece Porteville, una pieza artística elaborada por el americano James Turrell en 2004, novedosa en tiempo y espacio, ya que como aseguró el director del museo, «es una obra clave que nunca se ha mostrado en ningún sala española». Cortés también mencionó el «apoyo, confianza y complicidad» de la Fundación Banco Sabadell.

La muestra permanecerá abierta 14 meses ocupando las galerías 4 y 5 del IVAM y cuenta con obras de algunos de los principales representantes del expresionismo abstracto, como Adolph Gottlieb, Hans Hofmann o Joseff Albers, e incluye, asimismo, los collages del español Esteban Vicente.

Josep Salvador puso de relieve la importancia del color y la línea ya que, ellas mismas, «dan nombre a una nueva materia propia», en la que el autor lanza como lo hacía Pollock ante su obra, pinceladas abstractas, pero llenas de una gran riqueza visual y estética que desvelan como «el artista es capaz de bucear en su subconsciente hasta llegar al más puro instinto», afirmó el comisario.

La ruptura con el arte establecido durante el siglo XX, además de la necesidad de olvidar el desastre producido por la dos grandes guerras mundiales, llevaron a artistas como Tàpies o Elisabeth Murray a reflejar en sus obras ese rechazo a la razón. Con ello crearon un nuevo lenguaje plástico subjetivo y centrado en la experiencia, que en el caso de Antonio Saura, le llevó a dejar algunas de sus obras sin acabar.

Los 12 óleos de cera sobre madera de José María Sicilia, hechos sobre una superficie termodinámica, muestran una mirada hacia los sentidos y el desplazamiento. Como explicó Folch, son una «alegoría al paso del tiempo», ya que una sola mota de polvo sobre ellos, puede dejar su marca para siempre.