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Toreo

Adiós al 'rey del temple'

Dámaso González fallece en Madrid a los 68 años de edad - La catedral de Albacete, de donde era natural, albergará esta tarde el funeral - El diestro fue el ídolo de la afición valenciana y santo y seña de toda una generación de toreros

Adiós al 'rey del temple'

Se ha ido Dámaso€ o 'Damaso', como era conocido por parte de la afición taurina valenciana, que lo quiso como si fuera uno de los nuestros. Santo y seña de la tauromaquia de finales del siglo XX, el incombustible torero de Albacete no ha podido superar una rápida enfermedad que ha acabado trágicamente con su vida la madrugada de ayer sábado en una clínica madrileña. El diestro vivía retirado desde 2003 en el silencio de su finca de Los Prados, lejos del ruido ensordecedor del taurineo y del falso oropel de las ferias, rodeado por lo que más amaba, siempre fiel a sus principios.

Su biografía taurina comenzó a labrarse en la dureza de las capeas de su querida tierra manchega, en la larga y tensa espera de las tapias de las plazas de tientas donde se medía con toracos y vacas resabiadas, en busca de una oportunidad en las capeas de los pueblos, hasta que Pedrés lo incluye en la parte seria de su espectáculo cómico-taurino en 1965, donde pudo hacerse como torero lejos de los peligros y las inclemencias del toreo amateur. Un tiempo de privaciones, de lucha, pero -como afirmó el propio torero- de una inmensa felicidad, en el que «solo tenía que torear y disfrutaba cuando una vaca correosa se tragaba dos pases bien dados». Una etapa de su vida que recordaba frecuentemente y que endureció su carácter indómito, a prueba de desafíos, como los que lograría superar ya de matador de toros.

Se vistió de luces por primera vez el 27 de agosto de 1966 en un festejo menor en Albacete y, al año siguiente, empieza su carrera profesional con el apodo de «Curro de Alba». Tras dos temporadas en el escalafón menor, se despidió como novillero en la plaza de toros de Valencia el 21 de junio de 1969, tarde en la que cortó siete orejas y un rabo de los seis novillos de don José Benítez Cubero que mató en solitario.

Tres días después de la gesta valentina, el 24 de junio, Miguel Mateo Salcedo, «Miguelín» le da la alternativa en Alicante, ante la presencia de Francisco Rivera, «Paquirri», con toros de la ganadería de Flores Cubero. El toro de la ceremonia del doctorado se llamaba «Gañalote». Santiago Martín «El Viti» le confirma la alternativa en Madrid el 14 de mayo de 1970, con Miguel Márquez de testigo y toros de Paco Galache. No logra ningún trofeo del astado de la confirmación, «Barranquillo», pero corta una oreja del que cerraba plaza. Ese mismo año confirma la alternativa en La México con Manuel Martínez como padrino y Eloy Cavazos como testigo.

El talismán de la calle Xàtiva

Tanto en sus primeros años como matador de toros como en su vuelta a los ruedos y en la despedida final, la plaza de toros de Valencia ha sido decisiva en la carrera del matador manchego. Así, por ejemplo, corta cinco orejas y sale dos veces a hombros por la puerta grande en la Feria de Julio de 1976, en la que demuestra que una de las mayores virtudes del torero es determinar sus circunstancias. El 30 de julio de 1979, con esa premisa grabada a fuego desde sus inicios, logra tres orejas de los dos miuras que le cupieron en suerte la última corrida de la feria. Los triunfos siguen sucediéndose en el coso de la calle Xàtiva, como el acontecido el 27 de julio de 1982, tarde en la que alternó con Espartaco y El Soro, o el 21 de julio de 1992, casi diez años después, ante un encastado encierro de Victorino Martín.

Lo mejor, no obstante, estaba por llegar. El destino le tenía guardado a Dámaso un regalo en la plaza en la que tantas veces entregó lo mejor de sí mismo. El 28 de julio de 1993 indultó al toro «Gitanito», de la ganadería de Torrestrella, después de una gran faena que tuvo como mayor virtud el temple y en la que el diestro albaceteño supo comunicar al respetable las virtudes del astado que, además de su presencia seria y honda, derrochó codicia y fijeza. «El Pimpi» lo picó con acierto. Ahí el burel también demostró su gran calidad. Fue pronto y alegre en banderillas y la maestría de Dámaso logró que el ejemplar brillara por sus tremendas virtudes, hasta provocar con su tremenda calidad el merecido indulto que la plaza pidió unánimemente.

La última actuación del torero tristemente desaparecido ayer en Valencia fue el 15 de marzo de 2003, en la alternativa de Matías Tejela, en la que el respetable pudo disfrutar de nuevo con el torero de cercanías del manchego, el del péndulo, pero también el del temple eterno. El manchego, que fue obligado a saludar desde el tercio una atronadora ovación del público, desgranó su magisterio con 55 años a sus espaldas y cortó la oreja del cuarto ejemplar de la tarde.

Los restos mortales del diestro se instalaron en el tanatorio de San Isidro de Madrid, donde fueron velados por sus familiares y amigos durante todo el día de ayer. Esta tarde, a las 13:15 horas, se celebrará el funeral por el eterno descanso de su alma en la catedral de Albacete. donde se despedirán sus paisanos.

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