Aunque su voz suena dulce y sosegada cuando responde al teléfono o mantiene una conversación sobre algún proyecto, en realidad, Leonor Watling (Madrid, 1975) guarda un torrente de voz intenso y tenebroso en su interior. Antes sólo lo dejaba salir en la intimidad, en ese tiempo en el que su nombre únicamente aparecía en créditos de la gran pantalla. Sin embargo, esa voz encontró su patria en los escenarios hace más de una década, cuando Watling decidió fundar Marlango junto a un viejo amigo. Ambos vuelven a València el próximo sábado para ofrecer la principal actuación de la programación musical organizada con motivo del 10.ª aniversario de La Marina Real Juan Carlos I.
P Otra vez en València...
R Sí, nos encanta volver. De hecho, guardamos muy buenos recuerdos de esta ciudad. Justo hace un año, actuamos en acústico en una terraza de la Avenida de Francia. Fue muy especial, y ahora volvemos con la banda de regalo.
P ¿De regalo?
R Tenemos un pie en el estudio, por lo que estos son los últimos conciertos que haremos antes de sumergirnos en la grabación de nuestro nuevo trabajo.
P Marlango solía caracterizarse por interpretar temas en inglés, hasta que el álbum de 2012, «Un día extraordinario», abrió la veda a las canciones en español.
R Sí, en El porvenir (2014) también decidimos incluir temas en castellano. Una vez que nos metimos en la dinámica del español ya no pudimos parar. Nuestro idioma es muy melódico, y cuando te acostumbras a él ya no lo sueltas. Aunque seguro que hay alguna en inglés.
P ¿Ya hay título para el nuevo álbum?
R Todavía no podemos decir nada. Es muy pronto (ríe). Verá la luz en 2018.
P ¿Suelen encerrarse en el estudio durante semanas para dar forma al disco?
R Para nada. No nos metemos en el estudio a componer y a probar, sino que vamos centrados en lo que tenemos que hacer. Además, solemos ser resolutivos. Nuestro primer disco, Selection (2007) lo grabamos en cuatro días.
P Han estado concentrados en la gira durante tres años, desde la salida al mercado de «El porvenir». ¿Los nuevos temas han ido gestándose durante ese tiempo?
R No. Empezamos a escribir hace un año, ya que no teníamos tiempo para más (ríe). Nos lo hemos tomado con calma. Escribimos por separado y luego nos juntamos para ver qué hemos hecho.
P ¿Es difícil organizarse para sacar un rato para escribir?
R Muchísimo. De hecho, lo hago de una manera muy caótica e improvisada. Llevo siempre un cuaderno donde apunto cosas. La canción suele nacer a base de revisar y rehacer lo que he escrito. Me gusta hacer eso por la noche, cuando mi rebaño -sus hijos, Luca y Leah- suele estar ya recogidito.
P ¿Suelen improvisar sobre el escenario?
R En cuanto al orden de los temas, sí; en cuanto a la música, no. Muchas veces he oído que dicen: «Marlango, ese grupo con influencias del jazz», y yo me echo a temblar. Respeto mucho a los músicos que improvisan, pero nosotros no lo hacemos.
P ¿Han perdido el miedo a experimentar? ¿Están actualmente en su etapa más madura?
R No sabría responder a esa pregunta. Es muy relativo. Soy más madura hoy que ayer. A nivel creativo sí que nos vemos más «asentados», pero no es algo que tenga que ver con la edad, sino con los años que llevamos haciendo música.
P Alejandro Pelayo acaba de lanzar su primer disco en solitario con temas para piano, y usted ha estado inmersa en el rodaje y posterior promoción de «Pulsaciones», la serie de Telecinco. ¿Cómo hacen para encontrar un hueco para ensayar?
R Ni idea (ríe). Con mucha voluntad. Somos conscientes de la suerte que tenemos por compaginar varios proyectos. Todo lo que nos pase fuera de Marlango, enriquece a Marlango.
P ¿Aparecerá Leonor Watling en los créditos de una serie o una película próximamente?
R La verdad es que no. No me llueven las ofertas. Una usa las olas que le van llegando. Siempre llega el día en el que te dejan de llamar para hacer ciertos trabajos. Son misterios de la profesión y nos ha pasado a todos. Es algo que tienes que saber gestionar cuando quieres ser actor. El timón de mi vida está en Marlango, y no en el cine o la televisión. Vivo la interpretación como un regalo, y lo que no me apetece hacer no lo hago.
P ¿La escasez de llamadas le ocurre más a las mujeres?
R Hay una época rara en las mujeres que está fuera de los estereotipos. Pero creo que también les pasa a los hombres. En realidad, lo que sufrimos las mujeres en la profesión es por cómo somos las mujeres como público. Soy defensora de la igualdad, pero no hay que olvidarse de la responsabilidad que tenemos nosotras como espectadoras y como profesionales.
