Supongo que ustedes conocen la hipótesis de los seis grados de separación. Por si acaso: cualquiera en la Tierra puede estar conectado a cualquier otra persona del planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios. Desde el pasado miércoles por la noche, muchos valencianos estamos separados de los Rolling Stones por uno, dos, o como mucho, tres grados de separación gracias a dos chavales (siempre lo serán, aunque alguna vez tengan 73 años, como Keith Richards) nacidos en el barrio de Arrancapins.
Los hermanos Ovidi y Álvaro Tormo, junto a Nacho Tamarit y Adrián Ribes, tocaron el miércoles como teloneros de Sus Satánicas en el Estadi Olímpic de Barcelona. Se subieron al escenario una hora y media antes de lo que lo hicieran Jagger, Richards, Woods y Watts y allí, enmarcados entre dos enormes y libidinosas bocas con la lengua fuera, defendieron los temas de puro moloneo y rock que forman su disco «A todo que sí». Perdón, de puro moloneo y rock’n’roll, porque como dijo alguna vez el viejo Keith, «mucha gente solo habla del rock porque se olvidaron del roll». Ellos, Los Zigarros, no se han olvidado, siguen defendiendo el «roll» como un dogma irrenunciable, y seguramente por eso fueron elegidos personalmente por Mick Jagger para telonear a los Rolling en Barcelona.
La pregunta, claro, es si los conocieron, si se cruzaron con ellos, si Mick les saludo, si Charlie les dedicó un sencillo gesto, si Ronnie les regaló un ejemplar del libro en el que recopila sus pinturas, si Richards les apuntó con su cigarrillo. «Fue un momento, cuando nosotros habíamos acabado y ellos iban a salir a tocar. Pero fue suficiente. Compartimos palabras, espacio, aire con ellos -explicaba ayer por la tarde, resacoso y entusiasmado, Ovidi Tormo. Les estrechamos las manos, les miramos a los ojos... Fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida, es algo que me llevaré a la tumba».
Esos dos, tres o cuatro minutos -«soy incapaz de saber cuánto duró», reconoce Ovidi- fueron el momento álgido de una jornada histórica para Los Zigarros. Una jornada que dio comienzo con el concierto en Barcelona y acabó de celebración hasta altas horas de la madrugada con los muchos fans valencianos que se acercaron hasta allí. «Fue increíble, claro -recordaba el cantante y guitarrista de la banda-. Tocar en un escenario como ese ante 50.000 o 60.000 personas es algo impactante. Además, la organización nos dio muchas facilidades, nos dejó probar más de lo que pensábamos, sonamos al máximo volumen... Había muy buena onda».
Lo del sonido no es una tontería. Tal como indica Ovidi, en este tipo de grandes conciertos, y en la mayoría de ocasiones los teloneros suelen sonar bastante por debajo de lo que lo harán los cabezas de cartel. Por lo tanto, solo los espectadores más cercanos al escenario pueden disfrutar realmente del concierto de los invitados. «En este caso se nos oía de puta madre y pudimos ver como la gente se lo pasaba igual. Al principio nosotros estábamos un poco cohibidos por subirnos en un escenario así, pero se nos pasó y pronto nos sentimos muy cómodos. Nos lo pasamos superbién y conseguimos trasladar a un lugar así la actitud y el sonido de garito que nos gusta».
Los valencianos acabaron su actuación y entonces llegó lo que no se esperaban. «Yo pensaba que no iba a pasar, pero como había tan buena onda, viene el promotor y nos pregunta que si queremos conocerlos. Dijimos que sí, claro, y nos llevaron como a una especie de photocall y allí estaban los cuatro. Mick, Keith, Charlie y Ronnie. Les dimos la mano y nos preguntaron que qué tal había ido el concierto. Fue algo muy grande, como si un católico hubiera conocido al Papa».
Teloneros de AC/DC
En 2010, cuando formaban parte de Los Perros del Boogie, los hermanos Tormo telonearon a los AC/DC. Muy pocos músicos españoles pueden poner en su currículum haber precedido a dos de las bandas de rock más grandes de la historia. Pero más allá del revuelo mediático que acompaña a todo lo que revolotea alrededor de los Rolling y, sobre todo, del placer personal «que nadie nos va a quitar», la vida de Los Zigarros sigue. Toca seguir de gira hasta el 29 de diciembre con un concierto de despedida en La Riviera de Madrid.
