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Entrevista

Carmen Amoraga: "Nunca había tenido este nivel de exigencia propia y social"

«Pepa y Crina son las dos protagonistas que sin tener nada que ver comparten el hecho de vivir una tragedia»

Carmen Amoraga: "Nunca había tenido este nivel de exigencia propia y social"

Basta con vivir atrapa desde la primera página. Una historia que sobrepasa la solidaridad entre mujeres para centrarse en la fuerza de la esperanza humana. La décima novela de Carmen Amoraga (Picanya, 1969) coincide con su etapa como directora general de Cultura y Patrimonio del Consell, pero apunta a que la escritora sobrevivirá al eventual cargo público.

P ¿Basta con vivir?

R Sí, basta con vivir, como dice Luis Rosales, como quien da limosna. A veces tengo la sensación, más bien la certeza, de que somos nuestros propios enemigos, nos ponemos trampas, zancadillas. Y la vida nos brinda montones de oportunidades para vivirla como se merece. Deberíamos tratarla mejor.

P ¿Cómo vive?

R ¡Como puedo! Trato de no tomarme demasiado en serio, y de ser un buen ejemplo para mis hijas.

P ¿Puede escribir con tanta actividad institucional?

R Nunca me he dedicado únicamente a escribir, siempre he compaginado la escritura con los distintos trabajos con los que me he ganado la vida, así que en ese sentido no ha sido una novela diferente a las demás. Pero lo que nunca había tenido era este nivel de responsabilidad, de exigencia propia y de exigencia social.

P ¿Le ha costado más?

R Entre 2010 y 2014 escribí tres novelas. Esta me ha costado tres años largos, en los que he tenido muchos momentos en los que estaba segura de que no sería capaz de terminarla. Me costó muchísimo encontrar la paz mental, ser capaz de desconectar. Siempre iba a todos los lados con el ordenador en el bolso, por si acaso, y nunca pasaba nada. Recuerdo el momento exacto en el que me dí cuenta de que la terminaría: mi hija mayor se rompió el brazo, tuvieron que operarla, y esa noche, en el hospital, mientras las enfermeras entraban y salían, se produjo el «por si acaso». Y a partir de ahí, he escrito robándole horas al sueño.

P Siempre dice que le cuesta poco escribir, ¿disciplina ó experiencia?

R Creo que la palabra es felicidad. Escribir me hace feliz. No escribir me hace infeliz. Y me gusta ser feliz, soy una disfrutona. El resto es disciplina.

P Un nuevo libro, el décimo. ¿El último siempre es el mejor?

R A escribir se aprende escribiendo y, sobre todo, leyendo, por eso se supone siempre que el último es el mejor. Desde luego, es el mejor libro que yo he podido escribir, y el más especial para mí hasta la fecha, por todo lo que he comentado antes.

P Pero lleva una trayectoria literaria para estar satisfecha.

R Lo estoy. Cuando escribí mi primera novela mi padre se lo contó a un cliente del bar, mis padres tenían un bar, que dirigía una distribuidora y le recomendó a mi padre que hiciéramos fotocopias de la novela porque nunca, dijo, la publicaría. Con esas perspectivas, todo lo que me encontrara iba a ser bueno, pero la verdad es que me han pasado cosas gracias a la literatura, he vivido cosas gracias a la literatura, que son tan alucinantes€

P En «Basta con vivir» alterna dos historias, una de una mujer que sale de su quiebra emocional porque ayuda a otra.

R Pepa y Crina son las dos protagonistas, dos mujeres que no tienen nada que ver y que sin embargo comparten el hecho de vivir una tragedia. Pepa es una inválida emocional, una persona amargada que culpa al mundo de su situación, y Crina es víctima de una red de trata de personas.

P Unas vivencias que se cruzan.

R Las historias transcurren de forma paralela hasta que se cruzan y entre las dos nos muestran cómo ayudar a otro es en realidad la mejor manera de ayudarse a uno mismo. Creo que hay pocas cosas más egoístas que la generosidad, porque en realidad la persona generosa es la primera beneficiada de cualquier acción, pero es que el egoísmo es muy necesario también.

P ¿La realidad supera la ficción?

R La realidad siempre supera la ficción. La realidad es una fuente inagotable de historias a las que seguramente no les daríamos crédito.

P ¿Y un libro en contra de la trata de personas?

R Y en contra de la esclavitud sexual y de la ceguera social que invisibiliza esa tragedia que pasa delante de nuestros ojos. Nos parece normal que se obligue a mujeres, muchas veces unas niñas, a ejercer la prostitución. Es más cómodo pensar que «la mayoría» ejerce porque prefiere ese trabajo a otro, a fregar, por ejemplo, o porque es un dinero fácil de ganar. No queremos ver ni la dimensión humana de esta tragedia, ni tampoco la dimensión económica de este negocio: en nuestro país, la prostitución representa el 0´35 % del Producto Interior Bruto: 3.700 millones de euros al año. 8´3 millones al día.

P ¿Las mujeres son más solidarias?

R No creo que sea una cuestión de género, sino de costumbre. Las mujeres venimos de una larga historia de discriminación y en esa larga historia hemos tenido que apoyarnos unas a otras. Pero la solidaridad es una característica que va con el ser humano. Las mujeres somos más cuidadoras, más cuidadosas pero€ ¿lo somos porque sí, o porque es el papel que nos ha dado la sociedad?

P El otro día escuché que sin la intervención de las abuelas, este país se hubiera ido a la mierda durante la crisis.

R Probablemente. Sin las abuelas, y sin los abuelos.

P ¿Le ha regalado el libro al presidente Ximo Puig?

R Sí, claro.

P ¿Qué titular pone a lo que pasa en Cataluña?

R La mayor vergüenza y el mayor error de la democracia.

P ¿Un proyecto que le ilusiona de su dirección general?

R Lo que más me ilusiona de la dirección general de cultura y patrimonio es el equipo humano que la forma, que trabaja en una situación terrible de insuficiencia económica y de falta de personal. Proyectos hay muchos, todos ilusionantes, pero me gusta mucho el proyecto Cultura Resident, que hemos puesto en marcha conjuntamente con el Consorci de Museus.

P ¿En qué consiste?

R Trata de poner freno a la precarización en el mundo de la creación y ofrece la posibilidad de acceder a 10 plazas en 10 residencias artísticas de Castelló, Valencia y Alicante, desde artes visuales a literatura pasando por música, la escena o el audiovisual. Se ofrece un sueldo, un programa de acompañamiento y una residencia. Es algo que nunca se había hecho desde el ámbito público.

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