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In memoriam

El legado de Victorino

La ganadería mantiene su origen desde que la creó el marqués de Albaserrada en 1912

El legado de Victorino

Victorino Martín es un mito en el panorama taurino español. «El Paleto de Galapagar» -como se le apodó en una época en la que ser ganadero era privilegio exclusivo de gente rica- empezó su andadura como organizador de festejos populares en pueblos de la provincia de Madrid. El 18 de agosto de 1960 compra junto a su hermano Adolfo parte de la ganadería de Florentina Pérez, que consta de 150 reses, la tercera parte del hierro de Albaserrada, el derecho a lidiar con el nombre de Escudero Calvo Hermanos y el subarriendo de la finca «La Nava». En abril de 1962 adquieren un segundo lote, que pertenecía a Josefa Escudero, en el que se encuentra el semental «Barquillero». Finalmente, el 24 de diciembre de 1965, se hacen con el tercio de la ganadería que les faltaba -la de Antonio Escudero- y la finca Monteviejo, situada en Cáceres. La camada de 1966 con el hierro de Albaserrada se lidia por primera vez a nombre de Victorino Martín Andrés.

En 1968 comienza la dura lucha por situar la ganadería en el imaginario colectivo del público de Madrid, en un momento en el que la figura de «El Cordobés» polarizaba la atención del planeta taurino y en el que al toro apenas se le otorgaba importancia. Victorino conecta con parte de la afición madrileña y un sector de la crítica taurina que demandaba mayor protagonismo para el animal, al que consideraban elemento esencial de la fiesta. El 10 de agosto de 1969 se le da la primera vuelta al ruedo a un toro del hierro de la A coronada. Se llamaba «Baratero» y fue lidiado por Andrés Vázquez. El 25 de mayo de 1972 debuta en la Feria de San Isidro en un mano a mano entre el mencionado torero zamorano y Antonio Bienvenida. Ambos diestros cortan una oreja. Los éxitos se suceden en los años venideros, como el cosechado en 1978 en la plaza de toros de Las Ventas, en el que sale a hombros con Ruiz Miguel el 30 de mayo, tras triunfar el de San Fernando con el toro «Conducido», que acapara todos los premios de la feria.

El 1 de junio de 1982 los toros «Pobretón», «Playero», «Mosquetero», «Director», «Gastoso» y «Carcelero» protagonizan junto a Ruiz Miguel, Luis Francisco Esplá y José Luis Palomar «la corrida del siglo». Los tres diestros cortan dos orejas cada uno y salen a hombros junto con el ganadero y el mayoral. El festejo fue televisado en directo por Televisión Española, que tuvo que repetir su emisión en diferido. El 19 de julio de ese mismo año, José Ortega Cano indulta a «Velador», que es hasta la fecha el único ejemplar que ha merecido tal honor en el coso venteño. Ese año arrancó la leyenda que perdura hoy en día.

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