El Museo de Bellas Artes de València va configurando poco a poco el que será su futuro discurso expositivo, aún a falta de que el Ministerio de Cultura apruebe el plan museográfico definitivo y que podría estar listo en diciembre.
Mientras, la pinacoteca va dando sus propios pasos y reestructurando su colección. A principios de este mes el museo cerraba por obras la planta primera, con el consiguiente traslado de cuadros a los almacenes. Estas reformas, en sistemas de iluminación y climatización, así como la reparación de desperfectos en las paredes, se ha aprovechado también para incorporar próximamente la Colección Delgado a la colección permanente el museo, pues estará en el anteriormente conocido como San Pío V durante cinco años.
A este movimiento se suma ahora la salida del museo de cuatro obras de Joaquín Sorolla, que actualmente se encuentran en la sala bautizada con el nombre del pintor valenciano y que se ubica en la planta baja de la pinacoteca.
Dos de ellas se han prestado ya para la exposición 'Lucrecia Arana (1867-1927). Tiple-contralto de zarzuela. Musa de artistas', que ayer se inauguró en el Museo de La Rioja en Logroño. Hasta allí viajaron la semana pasada los lienzos Retrato de Benlliure Arana y otro retrato más: Lucrecia Arana.
Retrato de Benlliure Arana es un cuadro de 99,5 x 64,7 centímetros. Esta obra representa al hijo del escultor Mariano Benlliure y la actriz Lucrecia Arana en un entorno que sitúa el escenario alrededor de 1918. En el mismo lienzo se aprecia un texto del propio Sorolla en el que dedica la pintura a la intérprete y madre del retratado.
El cuadro de la actriz ha viajado junto al de su hijo a la capital riojana para formar parte de esa muestra que le rinde tributo. Este lienzo, de 104x81,5 centímetros y datado en 1919, es una donación realizada por Mariano Benlliure al museo en 1932, junto al retrato de su hijo y un busto de Lucrecia. Ambos cuadros y el busto permanecerán en la exposición riojana, que se clausurará el 17 de diciembre.
Más cerca, no obstante, se quedará Don Amalio Gimeno, un retrato que Sorolla realizó en 1919 y que tiene unas dimensiones de 89x102 centímetros. La obra, uno de los mejores retratos que Sorolla pintó en los últimos años de su vida, representa al médico cartagenero, que llegó a ser ministro en 1908 y 1920. Este lienzo formará parte de la muestra 'Sorolla. Un jardín para pintar', que se inaugurará en noviembre en la Fundación Bancaja, en València. Esta pieza, según ha confirmado este periódico, fue también solicitada por Sevilla para otra muestra, aunque finalmente irá a la exhibición valenciana ya que el museo atiende los préstamos por orden de solicitud.
La cuarta obra del pintor que prestará el Museo de Bellas Artes de València viajará a primeros de año al Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, para la muestra 'Sorolla y la moda', una exposición dedicada a la influencia de la moda en la obra del artista. Desde la pinacoteca de la calle San Pío V todavía no han decidido qué cuadro viajará al museo madrileño y que se exhibirá allí del 13 de febrero al 27 de mayo de 2018.
La Sala Sorolla del museo cuenta actualmente con 33 obras del pintor, aunque tras la salida de estas cuatro piezas quedarán 29 obras en sus paredes. El museo no tiene, en principio, la intención de ocupar estos espacios vacíos con otras obras de la colección por lo que parece el momento para ir avanzando en el discurso expositivo que culmine con la definitiva puesta en marcha de su plan museológico.
Interés por el pintor
Además de estas tres exposiciones, Sorolla es uno de los artistas valencianos y españoles que más interés suscita en museos y salas de exposición dentro y fuera de España. Ayer también se inauguró en el Museo de Cáceres 'Extremadura en la mirada de Sorolla. 1917-2017', que recuerda el paso del pintor valenciano por la región hace 100 años, con motivo de su trabajo Visión de España, una obra que se puede contemplar en Nueva York.
