Maestro y alumno vuelven a verse las caras, ya lejos de las aulas pero frente a un proyecto conjunto y a la vez distinto. José Antonio Portillo es el maestro; Enric Monfort, el ahora exalumno. Juntos presentaron ayer sendos proyectos que confluyen en un solo espacio: el Teatro Principal.

'Biblioteca de cuerdas y nudos', de Portillo, se instalará desde el miércoles en la entrada de la sala de la calle Las Barcas. Allí, el profesor expone su trayectoria como maestro de escuela. «Es toda la catarsis de mis experiencias», adelantó ayer durante la presentación, en la que estuvo acompañado por Monfort; el director del Institut Valencià de Cultura (IVC), Abel Guarinos, y el director adjunto de Artes Escénicas, Roberto García.

'Biblioteca de cuerdas y nudos' es una puesta en escena de corte íntimo, para unos 40 asistentes, y con el público infantil como principal espectador. Portillo invita a entrar en una estructura circular de madera que guarda manuscritos sin publicar, textos, partituras, diseños y objetos hallados en la basura, y metidos en cilindros repletos de mensajes. El tiempo ha ido depositando acontecimientos y objetos, fragmentos de vida y de polvo en sus estantes. Huellas de un tiempo en el que la mayoría de sus protagonistas eran niños. Los espectadores las pueden ir sacando y se les revelará la historia que contienen.

Portillo pidió al espectador que vaya a ver su instalación (que ya lleva 15 años de gira por toda Europa) que "rompa las convenciones" para vivir una experiencia que él mismo calificó de "potente". Guarinos recordó que la primera vez que vio este montaje fue en 2001 en la Biblioteca Valenciana.

Por su parte, Enric Monfort, creador de 'Biblioteca de sons i sorolls' -también junto a Portillo y coproducida por IVC-, ofrece al espectador todo un universo de sonidos, ruidos y músicas de distintos estilos. Los espectadores subirán al escenario del Principal y allí podrán interactuar con la acción. La propuesta sobre las tablas del escenario pivota en un espacio «mágico» habitado por un personaje obsesionado con los ruidos, explicaron. Los objetos aparentemente inútiles generaran armonía y música con la ayuda de los jóvenes espectadores asistentes.

Mientras, Roberto García señaló que le hacía «mucha ilusión» programar estas dos propuestas "en el mayor contendor" teatral de la ciudad por lo "contradictorio": un gran escenario parar dos iniciativas que animan a lo íntimo, a lo reflexivo. "La intención era quitar la caspa a este teatro, buscar un equilibrio", dijo, al tiempo que instó en la necesidad de incorporar más temas de "vanguardia e investigación" al Principal.