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Sin un líder claro

El Juli y Roca Rey demostraron su capacidad en las primeras ferias del año -Talavante y, sobre todo, Ginés Marín salieron embalados de Madrid

Sin un líder claro

La temporada de 2017 ha acabado sin que un diestro la haya dominado con claridad de principio a fin. A medida que avanzaba el calendario taurino, las principales figuras y los toreros emergentes han alternado sus posiciones como si se tratara de una disputada carrera de fórmula uno. Cuando uno desfallecía, otro tomaba el relevo. El Juli y Roca Rey salieron victoriosos del duelo fallero. En Sevilla, el peruano rozó la Puerta del Príncipe mientras que el madrileño salió con el rabo entre las piernas tras firmar dos discretas actuaciones. Talavante entró en liza en Madrid, donde demostró su verdadera dimensión de figura. Tres tardes en la que el extremeño destacó ante un sobrero del Conde de Mayalde, ante el que aclaró por qué tiene la zurda más privilegiada del escalafón actual; brilló ante los dos toros más encastados de la corrida de Núñez del Cuvillo, en especial ante el quinto, que hirió al diestro cuando éste estaba cuajándolo a placer; y cobró una solitaria oreja de su apuesta con los victorinos.

Pero quien salió catapultado de la Feria de San Isidro fue Ginés Marín, que a punto estuvo de reeditar en la «Corrida de la Cultura» el triunfo obtenido la tarde de su confirmación de alternativa. El jerezano afincado en Olivenza compuso en la décimo quinta de abono una faena de corte clásico a un buen toro de Alcurrucén, en la que destacó por su sentido de la medida y del temple, sobre todo en tandas de naturales de enorme suavidad y ajuste. Una estocada por el «hoyo de las agujas», las dos orejas y la llave de la puerta grande que abría también muchas otras puertas, aunque algunas llegaran por la vía de las sustituciones. Fue el caso de Pamplona, donde el joven torero entró en lugar de Roca Rey, que había resultado herido en su primera comparecencia sanferminera tras haber dejado el buen sabor en su debut. No fue tarde de triunfo, pero dejó destellos de su calidad ante dos deslucidos astados de Núñez del Cuvillo.

La veteranía es un grado

Dos diestros curtidos en mil batallas han resurgido de sus cenizas esta temporada. Antonio Ferrera volvía a los ruedos tras superar una lesión en el brazo derecho que lo ha mantenido apartado año y medio de los ruedos. El extremeño se ha mostrado como un torero capaz y con una ambición renovada tras veinte años de alternativa. Sus triunfos en Sevilla, donde ofreció un recital con el capote el «Sábado de Farolillos» ante un toro del Pilar, y dos buenas actuaciones en Madrid lo han convertido en torero de culto de parte de la afición venteña.

Quien también ha vuelto a reverdecer laureles es Miguel Ángel Perera. La temporada del torero de la Puebla de Prior ha ido de menos a más. Su colofón tuvo lugar en la Feria de Otoño de la capital de España, en la que logró abrir la puerta grande tras dos faenas de una rotundidad apabullante, plenas de firmeza y ligazón, distintas, ajustadas cada una a la condición del toro. La primera, plena de toreo preciosista y ajustado, llevando al animal embebido en los vuelos de la muleta; y la segunda, de poder a poder, dándole sitio y distancia al toro, embarcándolo con galanura en series de cinco y seis muletazos, sin un solo enganchón ni un paso atrás. Un triunfo que sitúan al pacense en la primera línea de salida de cara a la temporada que viene.

Finalmente, la recién terminada Feria del Pilar ha servido de colofón al momento que atraviesan los principales protagonista de la temporada, con los triunfos de Talavante, Roca Rey y Ginés Marín , que dejan las espadas en todo lo alto para 2018.

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