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Herencia artística

Siete siglos de legado montesino

Montesa albergó durante 400 años la sede de la Orden militar, emplazamiento de gran parte de la nobleza de la época - El castillo contaba con un amplio patrimonio artístico que ha logrado ser conservado hasta nuestros días

Todos hemos visto películas americanas en las que caballeros templarios luchan en grandes batallas para defender su territorio de otras religiones. Pero no hace falta irse tan lejos para recrearlo. Lo que batalló Orlando Bloom en El reino de los cielos también pasó a lo largo y ancho de España. València fue una de las tierras donde los caballeros tuvieron gran peso. Fuimos tierra de caballeros templarios hasta que, a principios del siglo XIV, se disuelven las órdenes de los templarios. Como si de «Juego de Tronos» se tratase, fuimos una tierra de caballeros, guerras y luchas de poder.

Fue en ese momento cuando las órdenes militares se reinventan y, unos años después, en 1317, se crea una nueva orden militar con sede en el castillo de Montesa (la Costera). La finalidad, como exponía la bula fundacional, era defender el reino ante los ataques de los musulmanes. Así, el Papa Juan XXII fundó el 10 de junio de 1317 una de las cuatro órdenes de España, la Orden de Santa María de Montesa, siendo esta la única orden totalmente valenciana, de la que este año se conmemora el 700 aniversario de su fundación.

La Orden, aunque tuviese su sede principal en el castillo y sacro convento de la localidad de Montesa, contaba con patrimonio, tanto cultural, artístico como arquitectónico, repartido por gran parte de la geografía valenciana: Borriana, Moncada, Ares, Albocàsser, Peñíscola€

Aunque, si viaja a Montesa, no espere encontrar la grandilocuencia del castillo que en su día fue. Actualmente, se trata de una ruina -una serie de terremotos cambiaron la historia de la Orden- que evoca su pasado. Tan solo las edificaciones de la fortaleza, y no en su totalidad, se mantienen en pie. Sin embargo, en el año 2008 concluyó la reconstrucción de la sala capitular «ofreciendo una versión casi original de lo que fue» gracias a los estudios arquitectónicos que permitieron conocer el perímetro y altura de la sala a partir del arranque de uno de los muros ya que, hoy por hoy, no se conoce ningún dibujo o grabado fiable que permita conocer cómo era el Castillo antes del seísmo. Únicamente hay constancia de un lienzo del primer tercio del s. XVIII que actualmente se encuentra en la iglesia de Montesa.

Tras siglos de declive, la Orden sobrevive en la actualidad como una corporación de carácter honorifico y nobiliario. La Orden de Montesa, juntamente con las de Calatrava, Santiago y Alcántara, forman el Real Consejo de las Ordenes, presidido por S.A.R. don Pedro de Borbón-Dos Sicilias y Orleans; príncipe de las Dos Sicilias, duque de Calabria y conde de Caserta.

El Rey Felipe VI es el maestre de la orden que cuenta actualmente con cuatro dignidades, 27 caballeros profesos, 23 caballeros novicios y dos capellanes de honor.

Pese a su carácter honorífico y nobiliario, la orden sigue aceptando nuevos miembros, pero para acceder se ha de acreditar la pureza de sus cuatro apellidos. Sin embargo, solo ha habido una excepción en los 700 años de historia de la Orden: Josep Cerdà i Ballester, doctor en historia, fue aceptado el 10 de junio de este mismo año como muestra de agradecimiento por su exhaustivo estudio de la Orden.

Herencia artística

Tras los seísmos, el castillo-convento fue abandonado y expoliado por los vecinos de la localidad. Sin embargo, una gran parte de su legado se conserva en la actualidad repartido por museos, iglesias y palacios.

La propia localidad de Montesa cuenta con varios espacios dedicados a rememorar su pasado. La Parroquia cuenta desde 1973 con un espacio museográfico, reconocido como colección permanente en 1994. En 1997 se inauguró un museo en el que se alberga el fondo artístico que no se expone en la parroquia. Este se renueva continuamente con la restauración de más elementos. Este centro cuenta principalmente con elementos arquitectónicos, grabados, piezas de orfebrería y, sobre todo, pintura. Además, reúne una gran colección de cerámica.

La ciudad de València cuenta con retablos, tablas, escudos y restos arquitectónicos repartidos por el Palau de la Generalitat, conventos e iglesias, el Palacio Arzobispal, el museo Catedralicio y el Museo de Bellas Artes.

Una de las piezas más importantes -que demuestra el poder económico y cultural que tuvo la Orden- y que sigue hoy en día en pie es la portada renacentista de Frey Francesc Llançol de Romaní, el penúltimo maestre de la Orden antes de ser incorporada a la Corona. Esta era la puerta por la que accedía a sus dependencias y que actualmente se encuentra en el Palau de la Generalitat.

Aunque la Orden era totalmente valenciana, su legado artístico ha llegado hasta Madrid. El Museo del Prado y el Archivo Histórico Nacional cuentan con pinturas y libros en pergamino, respectivamente.

Con motivo del séptimo centenario de la fundación de la orden, Josep Cerdà, doctor en Historia por la UV especialista en la Orden de Montesa y Juan Carlos Navarro, doctor en Historia del Arte por la UV y arquitecto técnico e ingeniero de edificación han escrito «El castillo y sacro convento de la Orden de Montesa», (editorial UPV) en el que hacen un recorrido y reconstrucción de lo que pudo ser tanto a nivel simbólico como a nivel cultural la orden. Este libro es la primera publicación monográfica que se edita sobre Montesa en más de 90 años.

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