El escultor Rablaci logró el más difícil todavía y el sueño de todo artista con sólo 21 años: exponer su obra escultórica en Asia entre 2008 y 2011. Para lograrlo contó con la inestimable ayuda de la representante de la Sociedad General de Autores (SGAE) en China, Mª Cruz Alonso Antolín, y su marido Miguel Ángel Sazatornil Lavilla. Una mediación que les reportó pingües beneficios: cobraron 284.000 euros por «coordinar y gestionar espacios expositivos para la exhibición de exposiciones del IVAM en Asia». Porque allá donde exponía el IVAM, también acababa exponiendo Rablaci (acrónimo de Rafael Blasco Císcar). Unos hechos constatados por la Unidad de delincuencia económica y fiscal (UDEF) de la Policía Nacional en València, por lo que la jueza del Caso IVAM, Nuria Soler, acordó ayer, tras solicitarlo la Fiscalía Anticorrupción, la declaración como investigados de los dos valedores de Rablaci en Asia, según el auto de la magistrada hecho público ayer por el Tribunal Superior de Justicia (TSJCV).

El matrimonio ya intentó negar los hechos en un escrito de alegaciones presentado ante la UDEF. Mª Cruz Alonso Antolín negó «haber realizado ni para el IVAM ni para Rablaci funciones o actividades relacionadas con la coordinación cultural y la gestión de espacios expositivos de éstos en Asia». Alonso Antolín sí admitió «haber ayudado puntualmente al artista o a la institución en el área de Shangai, de forma absolutamente desinteresada» al tiempo que añadía que no ha sido comisaria de las exposiciones de Rablaci itineradas en el continente asiático».

Una versión que «se contradice diametralmente» con lo alegado por Rablaci en un escrito ante la magistrada del Juzgado de Instrucción 21. El hijo de Consuelo Císcar y Rafael Blasco admite que «su exposición itinerante Materia y Espíritu que se expuso en distintas ciudades de China y en Tokio desde diciembre del año 2008 hasta noviembre del año 2009 fue comisariada por la señora Alonso Antolín».

Los correos intervenidos por la UDEF y aportados a la causa ratifican la implicación de la representante de la SGAE en China y miembro de la Shangai International Culture Association (SICA). «En ninguno de los correos se menciona al señor Sazatornil en las gestiones encomendadas por el IVAM y sí en todos ellos a la señora Alonso que era con quien el personal del IVAM contactaba para todas estas cuestiones», apunta la magistrada Soler.

«Me sobra la madre de la Pantoja»

Entre los correos recopilados por la UDEF, se encuentra el enviado el 6 de febrero de 2009 por Mª Cruz Alonso a Consuelo Císcar en el que asegura: «Bueno pues yo creo que has perdido el norte y se te olvida que lo más importante de todo es haber metido en China a un magnifico Artista con un pequeñito problema que tiene 21 años y eso aquí, es más que imposible, igual algún día te lo dice un gilipollas de los que te gusta rodearte y te lo crees, porque ya veo que a mí no, José María Cano que no es ningún tonto y ya lleva en cuatro o cinco años 60 exposiciones me enseño que lo importante es el catálogo o sea hacer currículum vitae. Dicho esto: Me sobra la madre de la Pantoja o sea tú, en cada inauguración. Me sobra el padre del Artista que tampoco pinta nada en la inauguración». De hecho, la misma Alonso Antolín admite en el mismo correo que las instrucciones de Císcar eran hacer coincidir las exposiciones del IVAM con las de Rablaci y las necesidades familiares. «Tienen que coincidir todos los astros: que le venga bien a la mamá y al papa del artista, que el artista no pierda clase, que sea museo...». Por estos hechos, la jueza ha decidido citarlos a declarar como investigados, a petición de Anticorrupción, por malversación, prevaricación y falsedad documental.