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Entrevista

Juan Vicente Piqueras: "Tal vez escribir poesía sea el mayor ejercicio de narcisismo"

«Nos falta amor común, amor a los demás, y nos sobra amor propio, mal amor», advierte el poeta valenciano

Juan Vicente Piqueras: "Tal vez escribir poesía sea el mayor ejercicio de narcisismo"

Juan Vicente Piqueras (Los Duques, Requena, 1960) recibió en 2012 el Premio Loewe por Atenas, ciudad en la que residió por su trabajo como profesor en el Instituto Cervantes, que actualmente ejerce en Lisboa. Entre Roma, Atenas y Argel se gestó y creció Narciso y ecos, una colección de poemas, aforismo y fragmentos en prosa que plantea una personal visión contemporánea del mito del Narciso y del narcisismo. «La soledad es el tema de este libro, y de la vida humana -asegura el autor-. Nacemos solos y morimos solos, y al mismo tiempo no. Necesitamos salir de la cárcel del yo». Así, la mitología sirve de base para hablar de «uno de los grandes males del hombre contemporáneo». «Las nuevas tecnologías y las redes sociales han agudizado esa soledad, y el abismo entre quienes somos y quienes creemos ser. Se venden como instrumentos de comunicación y nos aislan cada día más», advierte.

P «El que corre en el gimnasio, el que ve su rostro en el tren, en el escaparate, el que llama a su propio teléfono...». ¿Nadie se libra de ser un narciso?

R Nadie se libra de ser yo. Nadie puede salir de la cárcel de ser quien es. Nadie se libra de su propio ego, de su propia imagen. En el corazón de cada uno de nosotros crece un narciso.

P Por cierto, en ese resumen no incluye la poesía. ¿No es también escribir poesía un ejercicio de narcisismo?

R Por supuesto. Tal vez el mayor. El poeta se refleja en el espejo de la página y allí ve, dibuja, retoca su imagen. La poesía es una voz ensimismada. Pero es también una ventana para salir del yo, para buscar otros yoes, para poder llegar a los demás que, dicho sea de paso, también son yo.

P Siempre he pensado que la envidia es la gran enfermedad nacional, pero últimamente sospecho que el narcisismo de algunos no está haciendo bastante más daño. ¿Está usted de acuerdo?

R Narciso está tan atento a sí mismo, tan encerrado en sí mismo, que no sabe ver ni oír ni amar a nadie. Vive ensimismado. Es una enfermedad muy contemporánea. Narciso es dañino, en primer lugar, para sí mismo y después para todos quienes le rodean y caen bajo los efectos narcóticos de su mal.

P Si abre usted el periódico de hoy, ¿quién o qué sería el mayor ejemplo de narcisismo?

R Me temo que nuestro mundo está lleno de narcisistas: deportistas, modelos, artistas, actores, bailarines, políticos, escritores, gente de a pie, personas que rodeadas por la complejidad del universo se dedican a hacerse selfies€

P Si Narciso es el ser humano, ¿podríamos decir que Eco son las redes sociales?

R Las redes sociales multiplican, además del infantilismo y la soledad, el laberinto de espejos y de ecos que nos devuelven nuestra imagen y nuestra voz distorsionadas. Narciso es el primer mito cuyo personaje es víctima de lo virtual.

P ¿Nos falta amor y no sobra autoamor?

R Nos falta amor común, amor a los demás, y nos sobra amor propio, mal amor. Sí.

P Para preparar esta entrevista he escrito «narciso» en google y me ha salido un artículo sobre Cristiano Ronaldo. ¿Será verdad que las estrellas del fútbol son los nuevos mitos de la sociedad?

R Desaparecidos los dioses y en crisis la religión heredada, las personas necesitan nuevos sistemas de devoción y nuevas señas de identidad y pertenencia. El fútbol les procura un sistema tribal, identitario, religioso.

P Al principio del libro recuerda aquella aldea de Requena en la que nació y del agua San Narciso. ¿Es la infancia la fuente de todo? ¿Se puede escapar de ella?

R ¿Puede un árbol escapar de su raíz? No lo creo. La infancia es la fuente a la que siempre se regresa, se quiera o no. A ella volvemos como el dedo a la herida, como el herido a su origen.

P El suyo es un libro creado en Roma, Grecia y Argel. ¿Qué tienen sus poemas de cada una de estas ciudades?

R Narciso es un mito grecolatino. Italia es un país donde el narcisismo es endémico. Allí comencé a indagar en el mito y a escribir el libro, seguí en Grecia y lo acabé en Argel. Pero la fuente de Narciso es interior, no depende en realidad de ninguna de estas ciudades.

P Estamos hablando de poemas pero en «Narciso y Ecos» encontramos también aforismos y prosa. ¿Cómo marca las fronteras entre los tres géneros?

R El libro nace de una obsesión por el mito. Acumulé estudios, citas, lecturas, versiones, traducciones, pensamientos, poemas, relatos, acerca del mito, y llegué a tener una especie de Tratado sobre Narciso y narcisismo de una extensión muy superior a la del actual libro, que es resultado de una poda y de una limpieza muy severa. Es un «líbrido», un libro híbrido entre diferentes géneros.

P ¿Por qué recurrir a la antigua Grecia para hablar de la actualidad? ¿Por aquello que decía Jung de que los dioses antiguos son nuestras enfermedades de ahora?

R Los dioses antiguos son hoy nuestras enfermedades, decía Jung, sí. Creo que en la antigua Grecia se tejió una filosofía y una mitología que están en la base de nuestro pensamiento, nuestra concepción del mundo, nuestra religión y también nuestras dolencias.

P Usted dice que sin la poesía la vida es un error. ¿Por qué entonces sigue siendo algo tan minoritario?

R Lo minoritario no es la poesía, son los libros de versos. La poesía de verdad es lo que nos mantiene vivos. Es el pan de cada día. Es el misterio y la gracia que hay en todo lo vivo, y eso no es minoritario. La poesía es común, como la belleza, cotidiana, gratuita. Es el milagro sencillo de estar vivos.

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