¿Cómo nació Las Artes en Paralelo?
Yo he sido catedrática de Conservatorio Superior de Música, y consideraba que cuando más abierta fuera la perspectiva cultural de mis alumnos, más grande será su criterio y su manera de crear. Estas actividades, que les hablaran los pintores, los literatos, los poetas, amigos que iban viniendo al aula del conservatorio, pronto se desbordó porque a los alumnos les interesaba muchísimo. Me dieron un espacio en el Palau de la Música, pero tanto interesó, que la audiencia se amplió desde los alumnos del conservatorio a toda la sociedad civil, que realmente les interesaba. Aquellos primeros ciclos se desbordaron, hasta llegar a lo que es ahora.
Resulta esperanzador oír que una actitividad tan singular como esta se «desborda».
Sí, siempre que la organizamos se queda gente en la calle. Hay todavía gente que se interesa por el mundo cultural y sensible. Eso me anima. A veces sentimos la desazón de que estamos trabajando para nada, pero es la misma gente la que me hace creer que hago algo interesante.
¿Existe una barrera entre la cultura popular y la alta cultura?
No debería existir. El de la alta cultura está menos apoyado. En el mundo de la música hay espectáculo y alta cultura. Todo es cultural depende del nivel con que se haga. Por ejemplo, la zarzuela es más popular porque es música nuestra, hecha en castellano, pero no me gusta que se diga que es inferior respecto a la opera.
Repasando el histórico de los programas no he visto ningún concierto de rock. ¿Por qué?
Jazz sí se ha hecho, con Julio Martí y Larry Monroe, de la Berkely. Pero rock, no me he atrevido a tanto. Aunque también es un arte, y no lo descarto.
Y repasando la nómina de colaboradores invitados en estos 27 años tampoco he visto ningún político...
Políticos no, cierto. Creo que el arte debe estar alejado de la política.
¿Hay algún nombre que le gustaría que participase en Las Artes en Paralelo y aún no lo ha conseguido?
Sí, pero permítame que no se lo diga, porque así algún día será una sorpresa.
