Durante sus años de estudiante de Comunicación Audiovisual, Nacho Ruipérez recorrió cientos de veces aquel camino que separaba su casa en València de su universidad en Gandia. Allí, en aquel camino, conoció a uno de los personajes principales del que unos años después sería su primer largometraje como director y guionista, El desentierro.

"Tengo l´Albufera y sus arrozales metidos en la cabeza -explicaba Ruipérez en un descanso del rodaje que ayer ocupó uno de los restaurantes de la playa de la Malva-rosa de València-. Por alguna razón, y quitando series que se hicieron hace años, es un paisaje que los cineastas no lo tenemos muy explotado, y es un paisaje de la hostia. Es un sitio salvaje, perfecto para un thriller, como los de Luisiana de ´True Detective´ o La Isla de La isla mínima: un paisaje de llanura, de pueblo aislado, con ese color muy tostado, muy western...". "Quizá hasta ahora quizá no había llegado una buena historia para este paisaje. En el guión creo que decimos hasta 40 veces la palabra arrozales", señala el realizador.

El desentierro empezó a rodarse el 12 de septiembre en los campos de arroz de Sueca, buscando precisamente ese "color tostado" característico del fin de la siega del arroz, y está previsto que termine el 5 de diciembre tras haber pasado por 38 localizaciones diferentes, todas ellas en la provincia de València. La intención de los productores es presentarlo en festivales como el de Toronto, Venecia o San Sebastián, y estrenarlo justo después de este último certamen, en septiembre de 2018.

Si los arrozales son en sí mismo un personaje fundamental de la película, la cercana 'ruta del bakalao' y sus "templos" hoy derruidos en su mayor parte son, además de escenarios circunstanciales, una base argumental para desarrollar la trama de la película. "La ruta sale poco pero es como un telón de fondo para oscurecer los flash-back que forman la película. Yo viví los coletazos de aquella, la degeneración y el declive, que es la que se . No me apasiona su música, pero sí me atrae mucho cómo se llegaba a ese nivel de non stop, la pasión con la que la gente vivió todo aquello".

Efectivamente, El desentierro camina entre dos épocas: la València de mediados de los 90 y la contemporánea. Jordi, el personaje interpretado por el actor argentino Michael Noher, regresa desde Buenos Aires al pueblo valenciano en el que nació para asistir al funeral de su tío Félix (Jordi Rebellón), antiguo alcalde de la localidad y conseller en el momento de su muerte por un sospechoso accidente de circulación en el que también ha resultado malherida su esposa Dora (Ana Torrent). En ese momento Jordi se reencuentra con su primo Diego (Jan Cornet) conoce a Vera (Jelena Jovanova), la mujer que supuestamente había sido asesinada junto a Pau (Leonardo Sbaraglia), el padre de Jordi, desaparecido desde hace 20 años. Desde ese momento Jordi y Diego comienzan a investigar las "desapariciones" de Pau, Vera y de Tirana, la madre de ésta, a través de una trama en la que se suceden las agresiones y los asesinatos y en la que la corrupción urbanística tiene un protagonismo cada vez mayor, tal como señalaba ayer el autor de esta historia.

"En tiempos de crisis hay dos géneros que gustan -explicaba ayer Ruipérez a la hora de explicar los motivos que le hicieron concebir El desentierro-. La comedia, porque nos permite alejarnos del sufrimiento, y el thriller, porque permite vengarte de tus vecinos, de tus fantasmas, de tus miedos...". "En este caso -añadía posteriormente-, la corrupción es una subtrama que viene del pasado y que nos permite ver como los personajes, como dice uno de ellos, están de mierda hasta el cuello".

"La película habla de la recuperación de la memoria y la identidad al volver al lugar donde creciste", subrayaba por su parte Leonardo Sbaraglia.

Cine valenciano de entidad

Ximo Pérez, uno de los productores de la película, recordaba ayer cómo el guión de El desentierro le llegó hace dos años "y ya en una primera lectura nos pareció superinteresante. Desde entonces nos ha venido todo con muchas alegrías porque a todo el mundo le ha encantado. Lo presentamos en Filmax y a la semana nos estaban llamando, y TVE también. A Nacho lo conocíamos como director sólo de cortos, nunca una peli de una entidad como esta. Pero estamos viendo que tiene un talento acojonante".

El film -en cuya producción participan Filmax, TVE, El Desentierro AIE, Culturarts, Abordar SL y Aleph media SA- cuenta con un presupuesto de 3,4 millones de euros. Ximo Pérez reconoce que "es arriesgado trabajar con un director primerizo, pero Nacho lo compensa con la fuerza que le pone, la intensidad, el esfuerzo...".

El productor apuesta por que El desentierro -con guión, dirección, música y equipos artístico y técnico con un importante peso valenciano- constituya una primera muestra de cine "hecho aquí con la entidad que han conseguido cineastas de Andalucía o el País Vasco".