El cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu recibió ayer su Óscar especial por la obra Carne y Arena. Iñárritu recogió el galardón junto a su socio, el director de fotografía Emmanuel Lubezki, «en reconocimiento a una experiencia narrativa visionaria y poderosa», según indicó la junta de gobernadores de la Academia de Hollywood en su anuncio del pasado 27 de octubre. «Han abierto nuevas puertas a la percepción cinematográfica», dijo el presidente de la Academia, John Bailey.

Iñárritu y Lubezki unieron sus talentos para construir, durante cuatro años, una experiencia artística en la que la realidad virtual y el simbolismo sitúan al espectador en el corazón mismo de los inmigrantes indocumentados que cruzan a Estados Unidos desde México. Basándose en los testimonios de varios de estos inmigrantes, Iñárritu, que presentó la cinta en Cannes, ideó un proyecto artístico que va más allá de una mera instalación o exposición.