El Museu de Prehistòria presentó ayer la exposición «L'enigma del Vas. Obra mestra de l'art ibèric», una propuesta museística del período íbero que ahonda en los misterios del Vaso de los Guerreros de Llíria, una pieza de gran valor que ha suscitado diversas interpretaciones a lo largo de la historia. La muestra, que se presentó en el Museu de Prehistòria -que celebra su 90 aniversario- y que estará abierta hasta marzo de 2018, tiene como protagonista el Vaso de los Guerreros de Llíria, una de las piezas «más reconocidas del arte ibérico por ser única y excepcional», según ha expresado la comisaria de la exposición, Helena Bonet.

«El vaso, que tiene una bibliografía amplísima y se ha estudiado desde múltiples puntos de vista, siempre ha sido enigmático», explicó Bonet, refiriéndose al hallazgo en 1934 de un documento enterrado junto al vaso, encontrado durante una excavación del Servicio de Investigación Prehistórica (SIP) en el poblado ibérico del Tossal de Sant Miquel. «En esta exposición se tratan preguntas y aspectos que se han planteado durante estos años, como qué significaba este vaso, quién fue el pintor que lo dibujó, quién lo encargó y a quién pertenecía».

El también comisario de la exposición, Jaime Vives-Ferrándiz, planteó «la excepcionalidad de la calidad artística y del trabajo alfarero», que ofrecen datos destacados, como el grosor de 3 milímetros de las paredes. Vives-Ferrándiz también ha destacado de la obra la creación pictórica del friso: «el friso es continuo y representa seis jinetes y seis infantes, muchos de ellos con características determinadas como escamas, que han suscitado diversas opiniones».