El nicaragüense Sergio Ramírez ha sido reconocido con el Premio Cervantes 2017 en la primera ocasión en los más de 40 años de su historia que este galardón, el más importante en lengua castellana, viaja a Centroamérica para reconocer a un autor que convierte la realidad en una obra de arte.

Así lo ha considerado el jurado, que decidió por mayoría y tras siete votaciones otorgar el premio a Sergio Ramírez (Masatepe, Nicaragua, 1942), escritor, periodista, político y abogado, que fue vicepresidente de su país de 1984 a 1990, durante el gobierno sandinista.

Este reconocimiento, aseguró a Efe el galardonado en su domicilio de Managua, le «obliga a escribir mejor», le llena de responsabilidad y coloca en el mapa a la literatura centroamericana: «abre una ventana y me sitúa en la mejor posición para hacer visible nuestra propia literatura y, sobre todo, la de los jóvenes». «Yo siempre he trabajado con la realidad, con lo que me rodea, tratando de interpretarlo» a través de la expresión y el lenguaje, un camino en el que pretende perseverar: «Mi aspiración es la escritura, no los premios», añadió.

El escritor, periodista, político y abogado nicaragüense Sergio Ramírez Mercado fue vicepresidente del Gobierno sandinista, candidato a la presidencia de su país y, uno de los mejores narradores iberoamericanos. Tras un largo exilio voluntario en Costa Rica y Alemania, entre 1964 y 1978, abandonó durante un tiempo la literatura para involucrarse en la revolución sandinista que derrocó, en 1979, a la dictadura somocista.

Nació en Masatepe, en el Departamento de Msaya, el 5 de agosto de 1942. Se licenció en Leyes en la Universidad Nacional de León, en 1964, tras organizar el movimiento literario Ventana con la publicación de una revista del mismo nombre y, en 1968, fue secretario general del Consejo Superior Universitario Centroamericano.

«Cuentos»

Paralelamente a su activismo social, inició su carrera como escritor junto con Fernando Gordillo para publicar, en 1963, Cuentos, al que siguió una docena de libros, entre ellos,Tiempo de Fulgor, El pensamiento vivo de Sandino o Estas en Nicaragua (1985), sobre Julio Cortázar.

En 1975, se integró en el Frente Sandinista y, tras el derrocamiento de Somoza fue nombrado presidente de la Junta de Gobierno del Frente de Reconstrucción Nacional. Tras las elecciones nicaragüenses de 1984, en las que ganaron los sandinistas, fue nombrado vicepresidente del Gobierno.

En 1995, y tras 20 años en el Frente Sandinista, abandonó la formación para promover la constitución del Movimiento Renovador Sandinista. Después compatibilizó la política con la dirección del «El Semanario» y la literatura.

A esta época pertenecen sus obras Castigo Divino (1988), La marca del Zorro (1989), Oficios compartidos (1994), Charles Atlas también muere (1994), Un baile de máscaras (1995), Adiós muchachos (1999), Mentiras verdaderas (2000) y Catalina, Catalina (2001).

En 2002 publicó Sombras nada más, a la que siguieron El viejo oficio de mentir (2004), Mil y una muertes (2005), El señor de los Tristes (2006), Tambor olvidado (2007), Juego perfecto (2008), Cuando todos hablamos (2008) y El cielo llora por mí (2008).

Perdón y Olvido es el título de una antología de cuentos publicada en 2009. Su obra más reciente incluye el ensayo Cuando todos hablamos (2008), Flores oscuras (2013), Lo que sabe el paladar. Diccionario de los alimentos de Nicaragua (2014), la novela Sara (2015) o los relatos, Juan de Juanes (2014) y A la mesa con Rubén Darío (2016).