La Real Academia de Bellas Artes de San Carlos escapa a la sustancia etérea de los tiempos digitales. La institución cumplirá 250 años el próximo 14 de febrero y su intensa actividad siempre se ha ligado a la vida cultural y artística de València. Con una autoridad honorable que sobrepasa el mundo artístico, tiene mucho que decir sobre la falta de atención que presta la ciudad natal de Joaquín Sorolla a uno de sus pintores más internacionales.
«València estará huérfana artísticamente hasta que no tenga un museo Sorolla», asegura Manuel Muñoz Ibáñez, presidente de la Real Academia de Bellas Artes. Sobre ese discurso, el responsable de la institución construye una argumentación donde prima el «concepto» por encima de todo.
Partidario desde hace años de un lugar dedicado al artista de la luz -participó en el intento de convertir Sant Vicent de la Roqueta en ese museo, en 2006-, Muñoz Ibáñez reivindica un espacio expositivo de Sorolla en València con atención especial al periodo 1880-1925, donde además pueda estudiarse también a los contemporáneos del artista, como Santiago Rusiñol, Julio Vila y Prades o Aurelio Arteta.
«Todos los cuadros de Sorolla son buenos», dice, y sostiene que con los aproximadamente 140 cuadros que hay en València se puede crear un «estructura seria y digna, con una sala de exposiciones, con un director, un conservador y una biblioteca». El presidente de la Academia siempre ha defendido la generosidad del Museo Sorolla, y su Fundación, en proyectos con criterio, y en su opinión «si alcanza los 150.000 visitantes anuales», todo será más fácil. Una cifra factible, a su juicio, por el incremento del turismo urbano y cultural.
«Necesario y posible»
Defiende que la decisión final corresponde a «los políticos», que deberían llevar en sus próximas propuestas electorales, de cara a los comicios municipales y autonómicos de 2019, su compromiso por impulsar un museo Sorolla. «Un proyecto necesario y posible», insiste.
Explica que el éxito de la iniciativa reside en que el futuro museo Sorolla «sea institucional y que busque la autofinanciación», con el precio de las entradas.
«Conseguido el consenso, el siguiente paso debe ser buscar el espacio adecuado», dice. El presidente de la Real Academia de Bellas Artes reitera que el concepto inicial es básico, por eso relega a un segundo término el lugar, aunque preguntado por el Edificio del Reloj del Puerto, manifiesta su aprobación.
Cuando se le pregunta qué papel desempeñaría la entidad en el proyecto, recuerda que «nos debemos al proyecto museístico del San Pío V», todavía en fase de aprobación, pero «si alguna de nuestras obras de Sorolla no estuvieran en ese proyecto, estamos dispuesto a estudiar todas las propuestas de colaboración».
La Real Academia de Bellas Artes con siete obras de Joaquín Sorolla en propiedad, es una de las instituciones con las que hay que contar para impulsar el museo.
