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Entrevista | Nagore Eceiza

Nagore Eceiza: "La paradoja de Bollywood es que cuenta historias de amor para jóvenes que tienen el amor capado"

"En la India no hay matrimonios forzados. El drama es que los hijos aceptan que los padres elijan con quién se van a casar"

Nagore Eceiza: "La paradoja de Bollywood es que cuenta historias de amor para jóvenes que tienen el amor capado"

El festival de mediometrajes La Cabina proyectó ayer en La Nau Fifty rupees only, galardonado con el Premio al Mejor Documental en el Festival de Cine de Málaga

P ¿Qué son las cincuenta rupias del título?

R Cincuenta rupias son al cambio 80 céntimos, que es lo que paga la familia de una de las protagonistas para el «sagai», que es una ceremonia que vincula a dos familias para que el día de mañana sus hijos se comprometan. Es el precio simbólico de una de las protagonistas.

P El documental gira en torno a los matrimonios forzados...

R Mejor concertados...

P Pues en torno a los matrimonios concertados y el cine de Bollywood. ¿Por qué relacionar los dos temas?

R Por varias cosas. Una, porque viví un año entero en la India. Dos, porque trabajaba allí para una ONG haciendo fotografías e iba acompañada de una monja que me dio la oportunidad de conocer a muchas chicas casaderas cuya vida giraba en torno al «sagai». Y tres, porque me apasiona el tema de Bollywood y de cómo el cine se vive en la India como una fiesta, un ritual. Juntando todo eso me di cuenta de lo paradójico que es que Bollywood cuenta historias de amor que las disfrutan jóvenes que tienen el amor capado.

P Es decir, jóvenes a los que se les impide enamorarse disfrutando de películas de amor...

R Lo curioso es cómo tiene tanto éxito este cine, cuando es una zanahoria que les ponen y no van a poder alcanzar. Es un caramelo que les dan para salir de la rutina y vivir situaciones que no van a poder vivir. Por eso me escama el éxito que tiene este cine

P ¿Cine como escapismo puro?

R Una cosa es ser cine de escapismo y otra ser la mayor industria del cine del mundo. No entiendo por qué funciona tan bien.

P Otro contraste que se refleja en su mediometraje es el de la India como una potencia cada vez más moderna y al mismo tiempo tan apegada a esas tradiciones.

R Una de las cosas que más llama la atención es que en todos los personajes hay una ausencia de sentimiento. Al principio me frustré porque no encontraba sentimiento en las parejas, pero al final me di cuenta de que estaba frustrada porque lo veía desde un punto de vista occidental, donde manda el amor romántico. Ahí tienen muy asimiladas esas costumbres. Cuando tú me has dicho lo de matrimonios forzados y yo te he dicho que concertados es porque allí no fuerzan prácticamente a nadie. Lo que a mí me parece dramático es que los hijos aceptan que sean los padres quienes decidan quién va a ser el futuro compañero de su vida. Y eso en todas las castas y las religiones de la India ocurre. Incluso las generaciones de indios que viven en Inglaterra, con posiciones económicas estables, siguen ese patrón.

P Una de las parejas que aparecen en el documental habla de su matrimonio concertado con toda normalidad.

R Nosotros buscábamos varias situaciones, una de ellas la de una pareja feliz. Y es un caso chocante porque representan la falta total de chispa, de «feeling». Cuando la conocimos se habían visto seis veces y ya tenían fecha para casarse. Cuando les preguntaba a cada uno qué les había llamado la atención del otro, los dos decían que sus valores eran la estabilidad económica y el puesto de trabajo.

P ¿Las respuestas hubiesen sido diferentes si a ella le hubieras preguntado por separado?

R No. Pero él, cuando no estábamos grabando, sí me reconoció que había pedido la mano de la hermana... Por eso creo que él sí me hubiera respondido diferente.

P ¿Cómo son las mujeres que no aceptan las bodas concertadas?

R Son una minoría. Uno de los personajes que no pude grabar fue una musulmana que se había enamorado de su primo y se habían dado a la fuga. Su familia puso un anuncio en el periódico diciendo que renunciaban a ella. La chica había decidido vivir en secreto con su primo. Pero son casos mínimos: una chica no tiene capacidad para escapar y la única manera que encuentran es a través de las ONG que les intentan abrir los ojos y les ayudan a conseguir ingresos.

P Entiendo por esas historias que no ha podido grabar que no ha sido un rodaje fácil.

R Ha sido superdifícil. Juegas con una temática muy difícil de plasmar con una cámara, y con el idioma. Pero el idioma, que era una desventaja porque no sabías lo que estaban diciendo, lo convertimos en una ventaja porque ese muro invisible hace que ellos se expresen tal como son. Lo bueno del documental es que la cámara está quieta y es el espectador el que saca las conclusiones.

P ¿No ha metido su opinión?

R Todo el rato. El documental no pretende ser objetivo porque yo activamente he vivido la situación. Cada selección del ritmo, cada plano, es un punto de vista subjetivo para contar las cosas cómo las he visto, pero desde el mayor rigor.

P ¿Se puede proyectar este documental en la India?

R Allí no lo van a entender. Pero poco a poco, siendo muy pesados, estoy segura de que llegará.

P De Bollywood nos llaman la atención sus bailes, su vitalidad, sus historias románticas, pero las películas tienen siempre un mensaje bastante rancio...

R Sí, pero al mismo tiempo están abriendo, porque los actores y actrices son gurús y enseñan valores a la gente.

P De todas formas, argumentos homosexuales o de liberación de la mujer no parece que se vayan a ver en Bollywood...

R No. En eso también hay mucho trabajo que hacer.

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