Nadie se había atrevido, pero solo era cuestión de tiempo. Es lo que opina Bartolomé Seguí, Premio Nacional de Cómic por Las serpientes ciegas, el primero en dibujar al Detective Carvalho para una novela gráfica. Tatuaje (Norma Editorial) es el debut del famoso personaje de Vázquez Montalbán en el cómic, que ha contado con los trazos de Seguí y con el guión de Hernán Migoya. El dibujante presentó ayer la obra en el Port de Sagunt, en el marco del festival Novembre Negre.
P Hasta ahora, nadie había querido retratar en viñetas a Carvalho ¿Por qué?
R Eso mismo nos preguntamos Hernán Migoya y yo. Se habían hecho películas, como Tatuaje (1976) de Bigas Luna o Asesinato en el Comité General (1983) de Vicente Aranda, que el público recuerda muy bien, pero Carvalho todavía no había saltado al cómic. Algo muy curioso, porque incluso Alatriste tiene su propia novela gráfica. Era cuestión de tiempo que Pepe Carvalho llegara al público en viñetas. Estoy especialmente entusiasmado con el proyecto porque las obras de Vázquez Montalbán me han inspirado mucho durante todos estos años por su descripción de la Barcelona preolímpica, arrabalera y urbana.
P «Tatuaje» también puede suponer la presentación de este personaje a las nuevas generaciones...
R Claro. La obra es muy fiel al espíritu de Carvalho y a la novela de Vázquez Montalbán. Por una parte, los que hayan leído las novelas les gustará descubrir esta versión, y los que no las conozcan les gustará el cómic por hacerles descubrir un personaje tan descarado y carismático como es Carvalho.
P Cuentan que el proyecto surgió durante una cena con el hijo de Vázquez Montalbán.
R Sí, aunque yo no estaba en esa cena. Hernán Migoya y Daniel Vázquez tuvieron la idea de trasladar el personaje al cómic.
P Hay una escena de «Tatuaje» en la que el detective arroja un ejemplar de «El Quijote» al fuego ¿Se le persona todo a Carvalho?
R Sí. Esa escena describe perfectamente al personaje, que es un «ex» de todo. Carvalho es excomunista, exagente de la CIA... Se caracteriza por negar su cultura adquirida, y eso es lo que simboliza esa escena con El Quijote. Carvalho, como todos los protagonistas de novela negra, es un antihéroe que está de vuelta de todo. Lo que consiguió Vázquez Montalbán en las novelas de Carvalho fue hacer una novela negra integrada dentro de una crónica social de la Barcelona de los 70 y 80.
P El tardofranquismo sigue manteniendo un cierto atractivo para los escritores de novela negra.
R Sí, de hecho, la historia de Tatuaje comienza en el 1974, un año antes de la muerte de Franco. Tendemos a volver hacia esa Transición que se hizo, cuando se forjaron los partidos políticos. Necesitamos repasar y reflexionar sobre nuestra propia historia.
P ¿Ha dibujado a Vázquez Montalbán en la obra?
R Sí, sale en la portada. De hecho, también salen Ocaña o Nazario, personajes que son símbolos de una época.
P Son los Wally de la adaptación ¿no?
R Claro (ríe), cada uno hace un cameo. Son guiños al lector de la época de las novelas de Carvalho.
P ¿En quién se inspiró para dibujar al protagonista?
R Esa era mi gran preocupación, porque todo el mundo tiene su propia imagen de Carvalho. No nos convencían los Carvalhos que se habían mostrado en el cine, así que acudimos a la referencia que nos dio Daniel Vázquez. Su padre se inspiró en el físico y el aura del actor Ben Gazzara (Anatomía de un asesinato), y lo cogimos como modelo de inspiración.
P ¿Continuará con Carvalho?
R Sí, de hecho ya estamos preparando La soledad del mánager -novela publicada por Vázquez Montalbán en 1977- y hemos firmado con la editorial para publicar una tercera novela gráfica, que será Los mares del Sur -publicada en 1979-. A partir de ahí, si los lectores aguantan y nosotros también, continuaremos. Aunque son 18 novelas. Madre mía.
